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Autor Tema: Puño y espada. Capítulos 1 a 5.  (Leído 7998 veces)

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Desconectado Fenryr

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Re: Puño y espada. Capítulo 1.
« Respuesta #15 en: 14 de Febrero de 2009, 09:21:13 am »
Hell, 135 vistas y pocos comentarios xD que malditos son, eh.

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Alto y moreno con llamas en el pecho. Rodeado de sirvientes espadachines y hechiceros.; todos de una naturaleza humana. Un jugador muy importante.

Él tiene una falda blanca con franjas grises que llega a varias pulgadas encima de los talones. Posee una musculatura algo desarrollada y sandalias gastadas. Tiene un cinturón de oro adornado con piedras y joyas, una máscara con rasgos dorados y un sombrero con una serpientecilla, demostrando que es de la realeza. Y uno diría que el fuego es sagrado, pero éste proviene de una bomba que Valsione le arroja con ferocidad y gusto. Le sigue otra bomba y el pobre faraón sigue estallando. Ya ni sus cetros tiene de tan dañado que está. Los sirvientes tratan de ayudarle pero la endurecida Lily, la Lif de la bioquímica, no los deja moverse al estarlos abofeteando y mordiendo. La pequeña controla a los sirvientes y Valsione parece una metralleta al disparar tantas botellas. Pasan segundos y el faraón cae de rodillas con la frente en alto. Valsione cierra los ojos por respeto y escucha el ruido del cuerpo caer. El egipcio desaparece lentamente sin dejar rastro, dejando un par de tesoros: una daga de fuego, una corona y su máscara.

-¡Matanga dijo la changa!- dice una voz grave y juguetona. Sólo se alcanza a distinguir una silueta celeste con cabello gris. Él es un caballero renacido, tal como Eltosian. Pasa por un lado de Valsione.

Parpadea, curiosa. ¿Qué ha pasado? Se encoge de hombros y acerca a su tesoro… ¡Oh, sorpresa! ¡La Bazerald ha desaparecido!

-¡Masahoooooooo!- grita la bioquímica mientras sacude el puño derecho y se vuelve roja de la ira. Y como respuesta se oye una risa a lo lejos.

¿Un caballero corriendo? Masaho de cierta forma es igual que Blood: entrena todo su cuerpo y siempre anda innovando en el combate. El muchacho ha aprendido a usar hachas, dagas, lanzas, escudos, espadas de dos manos en una sola mano y los puños. Muy poco ortodoxo. Es de esos que es muy difícil atraparlo con la guardia baja porque a menos que esté amarrado como puerco tiene con que defenderse.

Y algo lo sorprende. Escucha la voz de Valsione acercarse a buena velocidad. Parpadea, voltea… y se le cae la boca: Valsione está sentada sobre su carrito y éste tiene las ruedas de un tanque. El vehículo va al triple de velocidad que él y eso que él va a la velocidad promedio de un Peco Peco. En pocos segundos Valsione lo rebasa y da un giro brusco para tenerlo de frente. Masaho sigue corriendo en línea recta, aún sin creérsela. La bioquímica le arroja dos botellas encendidas con bastante fuerza y el caballero reacciona: planta los pies al suelo como maniobra de emergencia y desenfunda una Katana azulada de su cintura; corta las mechas y sonríe, envaina su arma. Las bombas se estrellan contra el sucio suelo sin poder explotar. ¡Que desperdicio de alcohol! Valsione se enoja todavía más. E idea un siniestro plan conociendo a su amigo.

-¡No sirve eso conmigo!- presume Masaho al tiempo que corta cuatro mechas de cinco bombas. Sonríe de nuevo, confiado y la sonrisa se desvanece cuando una botella de vidrio se le revienta en la cara. ¿Por qué no la vio? Porque la mecha no estaba encendida y los sentidos de Masaho reaccionan al mayor de los peligros y una botella que no va a estallar no está al nivel de cuatro botellas que van a estallar. Ahora la cara del caballero está bañada en alcohol y se le dificulta ver; pero no es tan tonto: salta de un lado a otro sin patrón alguno al tiempo que se sacude los pedazos de vidrio del rostro. Y justo cuando puede abrir los ojos, Lily está frente a él.

-Oh, hola, pequeña. ¿Cómo est-

Masaho quiso saludarla pero la muy condenada le dio una fuerte patada en la espinilla izquierda. El caballero suelta un chillido y salta sobre la pierna derecha mientras se agarra la espinilla adolorida. Pero el tormento no acaba ahí: Lily le suelta otra patada, ahora en la espinilla derecha; y cuando el muchacho quiere cambiar de pierna para saltar, esta flaquea por el dolor y termina en el suelo.

-¡Ah! ¡Me rindo!- grita él al tiempo que suelta su espada.

Valsione se acerca despacio, ya de pie y con el carrito a un lado. Tiene los ojos en llamas y el rostro ensombrecido. Parece que quiere matarlo. Masaho traga saliva y sonríe nerviosamente, preocupado. Si los vieras de lejos, sería gracioso encontrar dos figuras a punto de batirse a duelo en un terreno tan inhóspito y desolado como el interior de la esfinge. Están en el último nivel, rodeado de perros, señores perros no-muertos, serpientes y encapuchados.

-Dámela…- susurra con voz tétrica una enfurecida Valsione. Masaho sigue temblando… ¡Y se echa a reír! Se sujeta el estómago con la mano derecha y con la izquierda la cara. El pobre no respira. Patalea y se retuerce en el suelo. Valsione se saca de onda y sorprende. ¿Qué diablos? Y mientras ella se pregunta eso, él aprovecha: apoya la mano que tenía en el rostro en el suelo; de inmediato gira sobre ese mismo brazo y le patea ambas piernas a ella. La chica termina en el suelo y con dolor de trasero y mil groserías en la boca (todas aprendidas de Blood). El muchacho se confía y se levanta despacio… Ya de pie suspira y mira a la bioquímica, divertido. Él siempre tiene trucos bajo la manga.

¡Sorpresa, sorpresa! ¡Lily da un enorme salto! El caballero parpadea, asombrado. ¡Otra con trucos! Y la chiquilla le suelta un cabezazo en la frente. A Masaho el mundo se le pone blanco. Trata de no caer, de no rendirse pero le es imposible y da al suelo también. ¿Sabes? Es algo molesto que tu espíritu sea más fuerte que tu cuerpo. El espíritu puede ser infinito pero el cuerpo tiene sus límites. Eso es algo que a Blood, Masaho, Eltosian, Angellore y Seyren les molesta de sobremanera. Y es por eso que a diario intentan mejorar lo más que pueden. No les importa morir en el intento.

-Quítate ya de aquí, perro lanudo, déjame estar solo con mi novia.- susurra el chico acostado. Masaho es alto como Eltosian y pesa un poquito menos ya que no se concentra sólo en la parte superior de su cuerpo al entrenar. El cabello es gris y rebelde, sin peinado alguno, sólo mechones aquí y allá. Tiene una piel también algo quemadita de tantas batallas y prácticas. Su armadura es celeste como ya lo había mencionado y tiene detalles dorados. De hecho, es una armadura personalizada que su adorable novia le hizo. Es un poco más ligera pero no por eso deja de ser resistente: las placas son más cortas y más gruesas. Le permite mayor movilidad; aparte, la hizo su nena, así que es mil veces mejor que cualquier otra armadura.

-Baja tus patas que me das mucha lata.- murmura de nuevo el muchacho. Está dormido. Sigue inconsciente del ataque que recibió de Lily. Debajo de su armadura está la cota de malla gris y debajo de su frente algo hinchadita están sus gruesas cejas y cerrados ojos. Los carnosos labios siguen ahí. El mentón tosco muestra barba de varios días pero a pesar de eso es un chico guapo según bastantes mujeres. De hecho, La Vie en Rose alguna vez estuvo con él. ¿Quién es ella? Luego les digo. Será algo grande…

-¡Que te quites ya!- despierta Masaho al tiempo que empuja a lo que tiene encima suyo. Y un Matyr le ladra, juguetón. Los ojos del muchacho se quedan en blanco. Y se vuelve a desmayar. El mundo es suyo.

***

Gira, baila, vuela. Blood salta feliz de la vida, contentísima. ¡Es un buen día! Es un día más, un día más para seguir peleando, bebiendo y gozando. Siempre se emociona en la guerra de gremios. Ella avanza junto con todo su grupo, arrasando. Enemigos caen y caen, ellos invencibles. Es el circo de fenómenos. Los pasillos del castillo se hacen pequeños con tanto poder. Hoy mismo están en excelentes condiciones y cuentan con la asistencia de todos. Parece una manada de terribles bestias que están sedientas de sangre. Y en realidad no lo son, ya que entre ellos hay honor, rectitud, amor, compañerismo y valentía.

Ninguna alianza ha logrado hacerles frente hasta esta primera hora. Van directo a la sala del emperio. Hace meses que no pierden… Hace meses que peleó con Eltosian. Ahora ellos dos son amigos y compañeros de armas. De hecho, lo arrastró al mismo gremio contra la voluntad del caballero. Juntos son un dúo bastante temeroso que acaban casi con cualquier enemigo. Pocos los aguantan. Y frente a ellos, está una de las personas que los aguanta: Masaho. Parado y con todo un batallón detrás suyo. Todos están a una sala antes de llegar al emperio. Hohenschwangau. La sala es amplia y tiene dos escaleras, una serie de ellas después del primer pasillo y la otra serie después de un saloncillo que se usa para dar clases. El circo de raros se encuentra a pies de las segundas escaleras. El gremio defensor está al final de esa escalera.

-¡Valsioneeeeeeeee!- grita el caballero. Su sangre hierve y sus ojos brillan de excitación. ¡Podrá vengarse! ¿De qué? De que Valsione lo dejó inconsciente y sin alas de mariposa. Así que el pobre muchacho tuvo que regresar todo el camino a pie. Y lo peor es que le tomó varias horas ya que posee un pésimo sentido de la orientación… Varias veces terminó de vuelta a donde empezó. Hasta acabó con el mismo faraón que Valsione.

Luego comienzan los duelos.

Blood queda pasmada con Masaho. Él está usando dos Katanas afiladísimas, una en cada mano. ¡Se debería usar una en ambas manos! Pero él no lo hace así. Y también observa como él gira, baila, vuela. ¡Se parecen mucho! De hecho, el caballero improvisa con patadas, golpes y codazos. Usa todo su cuerpo, tal como ella. ¿Amor a primera vista? No, a Blood sólo le pasó una vez y jamás le volverá a suceder. Es respeto, admiración. Es sorpresa de saber que no es tan única en este retorcido mundo. ¿Qué hace ella? Le lanza un reto: la campeona va directo al centro del batallón enemigo y de una patada voladora derriba a varios magos. Sonríe con malicia, sujeta al primero que tiene a su alcance de las piernas y gira ella sobre su propio eje. El pobre mago de la alta hechicería suelta gritos de mareo y miedo; suelta después de dolor al ser lanzado contra más compañeros suyos. Ya con eso Blood se llevó de encuentro a media docena más. Las filas defensoras se han dispersado un poco y el caos reina ahí.

Masaho parpadea, curioso y sorprendido. ¿Es que ella es su hermana perdida o algo? No acepta el reto; sale disparado directamente contra Blood, tomándola por sorpresa. Y se ve como en una película de fantasía: dos ejércitos mutilándose entre si y dos héroes peleando el uno contra el otro, ignorando el mundo. Pero esos dos son genios del combate y no están ignorando sus alrededores. Todo fluye a la perfección fuera de su piel. Ambos observan cada chispa, cada pisca de magia, cada voz y cada cachito de polvo. Son uno con el otro.

Es una batalla llena de gracia e hipnotismo.

Blood lo ataca sin cesar usando ambas manos e intercalando rodillazos y codazos. No deja ningún punto vulnerable para perforar. Eso no evita que Masaho insista en romperle la defensa con espadazos y también codazos. Parecen maestros de un arte marcial que ellos inventaron. Sus armas chocan y chocan sin romperse, revelando sus identidades de luchadores incansables. Más, no se han infligido ninguna herida entre si. De hecho, sólo logran espantar a su gente: los rugidos e impactos son tan poderosos que se pueden llevar de encuentro aliados y rivales por igual. Parece una arena romana al ver tantos combates juntos.

Pasan los minutos.

Blood y Masaho siguen haciendo maravillas; saltan de un lado a otro, usando todo como soporte y arma. Se apoyan en las paredes, las escaleras, los barandales, usan las sillas, los cuadros, los rivales. Han recorrido la sala varias veces a una increíble velocidad. Siguen ambos sin una sola herida, un combate más parejo que el que tuvo con Eltosian. El aire está caliente. Ellos bailan una danza prohibida.

Pasan más minutos. Y la mala suerte de Blood sale a flote.

Un ángel llega a intervenir: la novia de Masaho. Ella llega con un grito y un poderoso carro de comercio. Es aliada de Blood así que la campeona se queda en silencio, curiosa. ¿Por qué se ha metido? La muchacha se encuentra entre los dos feroces combatientes y el semblante de Masaho ha cambiado a uno de nerviosismo. ¡Ahora él está en problemas!

-¡Traidor!- chilla la chica. Es una herrera renacida muy bonita. El cabello es liso y castaño claro, cae con gracia sobre sus fortalecidos hombros. A pesar de que ella también es trascendental como la mayoría de su gremio, tiene una gran pañoleta roja debajo de su cuello. Éste tapa su dotado busto con ayuda de la blusa blanca; ella no enseña más que a su Masaho. Esa mascada es un trozo de capa. La capa que Masaho usó antes de hacerse más poderoso y renacer… en ese entonces usaba color carmín.

-¡Mi amor!- responde Masaho tratando de ocultar su nerviosismo. La verdad, no es muy buen actor.

La intrusa levanta la pierna derecha un poco para balancearse antes de atacar. Es una pierna bastante fina y tonificada que está adornada por una corriente y bonita bota gris oscuro. De hecho, ambas piernas son casi iguales, excepto que la izquierda tiene un lunar en el talón, cosa que no vemos, como es obvio. Y lo que sí vemos es una correa metálica que parece una serpiente enroscada en ese mismo muslo. Un adornito. Subiendo los ojos, veríamos el short de mezclilla desgarrado y corto. Tiene varias bolsitas sujetas por su cinto, el cual tiene bastantes broches y es de cuero de gran calidad. Luego se revela el resto de su bello cuerpo. Su vientre es plano y tiene una que otra cicatriz de combate, pero están bastante bien disimuladas y sólo Masaho es capaz de contarlas todas, todas.

Al caballero le encantaría seguir desnudando a su amada con la mirada pero un carrazo le da de lleno en los brazos que usó para cubrirse. El muchacho vuela, vuela de verdad varios metros. No ha soltado sus espadas y una sonrisa se dibuja en sus carnosos labios. Se pone de pie y suspira. Es inevitable, ¿no? Pelear con la persona que amas de una manera u otra. Olvida por completo a la pobre Blood.

-¡Ya te dije que estaré en tu mismo gremio hasta que te cases conmigo!

-¿Y qué te hace pensar que quiero malgastar mi juventud contigo?

Un flechazo le atraviesa el corazón al caballero. Esa ha sido la peor respuesta que ha obtenido en los años de llevan de pareja. Más, eso no evita que siga adelante. De hecho, lo inspira más. Algo curioso el muchachito…

-¡Haré que te tragues esas palabra, nena!- grita el caballero. Se niega a romperse, a rendirse, a ser nada. Entre más acorralado se encuentra, más fuerte se hace. ¿No es un dios? No, también tiene sus límites. Aunque le falta mucho para llegar a ellos, los tiene. Lo peor ya pasó: hablarle a Angellore. Tuvo miedo mucho tiempo y al final se animó. Y velos ahora de novios y pelándose MUY seguido y haciendo el amor todas las noches. Los dos están medio zafados. Ambos son capaces de nadar en lava y darle hasta que sus huesos se pierdan en el mar vivo y rojo.

La pobre campeona es ignorada totalmente.

El carro va y viene sin desprenderse de la angelical mano que lo sostiene. Las manos de Masaho lo atrapan y sueltan. Ni ganas de usar las espadas para cubrirse porque terminarán rompiéndose con tanta tensión: las tiene en su cintura, enfundadas. El viento los hará volar; nada los puede derribar.

La pobre campeona observa con envidia. Tener un novio con el que puedas combatir y pelear y sigan amándose es increíble. Extrañamente, se desanima un poco. ¿Habría sido así con Seyren? El único ser humano del que se ha enamorado y planea hacerlo. Jamás admitirá una derrota más ante las flechas del querubín maldito y desnudo. Olvida esta vida. Nadie te detiene.

Y el muchacho de caballera gris enloquece tantito más: desenfunda una de sus espadas con la mano derecha para cubrir un carrazo con la punta hacia el cielo. La espada revienta en media docena de pedazos, todas flotando en el aire y cayendo muy despacio; lo único que permanece con filo es un cuarto de metro hacia arriba desde la habaki. Y Masaho vuelve a enloquecer: mientras su linda novia va preparando el carro para soltar otro golpe, sus largos y fuertes dedos impulsan lo que queda de la Katana hacia su amada. El pedazo de arma sale disparado como un proyectil tomando a Angellore por sorpresa. Ella muy apenas alcanza a torcer el cuello para que el filo no la acaricie.

Blood parpadea, asombrada. Masaho tiene tanto apego a la batalla y victoria que sacrificó una de sus armas… Si Blood tuviese que sacrificar un arma… no podría. No podría sacrificar su frente o su mentón, o sus hombros, codos, puños, ni tampoco sus caderas, muslos, rodillas y pies. Como mucho, y si la situación lo ameritase, el puño derecho. ¡Ella todita es un arma blanca!

El cielo afuera es azul. Todos ellos se pierden buscándose entre si.

Dentro del castillo que se encuentra más al norte de la región de Aldebaran se escuchan los sonidos de peleas: huesos crujir, tajos abrir carne y armas chocar unas contra otras. En todos los castillos se escuchan sonidos similares. Siempre combatiendo, siempre cayendo. Todos por si mismos.

Y entonces, se escucha una voz robótica y automatizada:

-El gremio Lancelot vs. El Mundo ha conquistado el castillo Hohenschwangau.

Todos se quedan con una cara de “Oh, ¡Dios mío!”. Entonces sólo quedan cinco segundos antes de ser expulsados.

Cinco segundos.

Masaho y Angellore se sueltan y separan un paso. Sonríen.

Cuatro segundos.

El amado suelta un poderoso puñetazo con la mano libre al rostro de la amada. La amada suelta un poderoso puñetazo con la mano derecha al rostro del amado.

Tres segundos.

Ambos puñetazos son tan fuertes que las sienes y nudillos se deforman al momento del impacto.

Dos segundos.

Los dedos recuperan su forma original al igual que los rostros. Los cerebros rebotan dentro del cráneo y amenazan con tumbar al resto del cuerpo.

Un segundo.

Los nervios fallan, la vista se apaga, el cuerpo tiembla y desfallece. Comienzan a caer hacia atrás los dos. Ha sido doble knock out.

Y todos los que no son del gremio conquistador (el castillo entero excepto una persona) son tele transportados a sus puntos de guardado donde los reciben las atentas Kafras. Es entonces que el caballero y la herrera terminan de caer en la misma ciudad. Graciosamente, no caen del todo: por azares del destino terminan los dos sentados en el suelo y espalda con espalda. La gente a su alrededor los mira y ríe. ¿Cómo pueden esos dos estar en distintos gremios, pelearse tanto y encima amarse? Los humanos somos increíbles.

¡Mi reino por un corazón! Tristán III daría su reino por un día más. Daría todo por un día más de respiro.

La guerra ha acabado y ya es de noche. Blood, al parecer, no se emborrachará esta noche. Aprendió mucho este día y no quiere arruinarlo.

Ha pasado un buen rato desde la última vez que tomó de forma tranquila. Valsione, Eltosian y Angellore están a su alrededor. Charlan sobre la guerra, sobre la cacería y sobre la vida. Es la misma taberna de siempre, la de Comodo. Ahora se encuentran en una mesa redonda y jugando cartas. Sólo Blood está callada, pensativa. Mira su tarro de cerveza, el cual apenas lleva uno o dos tragos. La espuma trata de sonreírle sensualmente pero los ojos de la campeona están perdidos en el dorado líquido. A su alrededor la música suena y suena, la gente baila y baila. Es el ambiente de una acogedora fiesta; fiesta que todos los días en el maravilloso pueblo de Comodo. Fatal tragedia.

Las brillantes luces no cesan. Esas pícaras delinean cuerpos masculinos y femeninos por igual. Poco falta para que la ciudad de Comodo se convierta en un prostíbulo, en un centro de vicios, en un infierno. Pero ese poco son miles de años. La chispa humana nunca deja de sorprender: todos se tratan bien y se la pasan divirtiéndose. La idea es ser feliz, no hacer infelices a los demás.

El mar de gente y risas rodea a nuestra adorada campeona. Más, la muchacha sigue inmutada. Su mente vuela y vuela en recuerdos, entre planes de batalla y estrategias. Su cerebro trabaja a una increíble velocidad. Las transmisiones en su cabeza van y vienen, imitando al ritmo que se mueve su cuerpo. Fácilmente podría pararse, arrastrar a Valsione y Eltosian para bailar y olvidarse de todo (con protestas de ese último, como es obvio). ¡Pero no quiere! Pocas son las veces que piensa tan profundamente que no nota a los demás.

Los minutos pasan y todos sus sentidos están enfocados en ella misma. Su calor, su sangre, su sonrisa, su energía. Ver a alguien mejor que tú siempre te hace recapacitar, ¿pero ver alguien igual que tú? ¡Es rarísimo! Y es por eso que Blood anda tan rara. Sus amigos lo notan. No dicen nada. Bueno, sí, malditos metiches:

-Blood, ¿estás bien?

-Claro, ¿por qué preguntas?

La campeona sonríe de forma tan natural y falsamente. Tan perfecta la sonrisa que hasta Valsione duda si está bien. Lo duda, no lo sabe. Y lo incierto se contagia. Ahora todos se sienten extraños. Valsione, Eltosian y Angellore.

-¡Hola!- canta una voz grave y risueña. Todos voltean. La enorme sonrisa de Masaho los disipa del malestar. Al tiempo que el caballero agarra una silla solitaria y se sienta a lado de Angellore, Blood se levanta y lleva el tarro consigo sin decir palabra alguna. De nuevo, todos parpadean.

-¿Fue algo que dije?- se señala a si mismo el muchacho, sorprendido. Ya los demás le explican que la campeona anda rara, que no es su culpa.

Blood camina por la cálida arena y deja sus errantes pasos forjados en los granitos. Se aleja del bullicio, del ruido y de sus ideas. El aire de la costa es suave y la acaricia por todos lados sin vergüenza alguna. Ella suspira sin borrar su sonrisa.

Las estrellitas acompañan a la luna y viceversa. Tanta calma es capaz de hacerla llorar. Se abraza a si misma segundos después y con ello levanta sus pechos. Un amargo sabor le recorre la boca, se desliza por su mejilla y termina en la punta de los dedos de los pies. Sus nervios aún esperan recibir el dolor de las espadas de Masaho. Algo masoquista, sí, pero el dolor hace a uno más fuerte. ¿No fue eso lo que pasó con Eltosian y Seyren? El primero la hizo más fuerte de forma física y le dejó una cicatriz: una mancha que parece el producto de una pequeña explosión a quemarropa; es de un color rosa oscuro. Y el otro caballero le dejó el corazón perforado por un buen tiempo, tiempo en el que aprendió a endurecerse y ser más orgullosa. Actualmente, no hay herida. En un futuro se volverá a abrir pero por ahora no.

Ñam.

***

Empapada de sangre. De la suya y de sus compañeros. Le rodean una francotiradora, un asesino cruz, una maga de la alta hechicería, un herrero renacido y una alta sacerdotisa y Seyren. ¡Seyren! El lugar es oscuro y los cadáveres de sus amigos están esparcidos en el suelo. Valsione, Eltosian, Masaho, Angellore y gente que no conoce. El corazón se le quiere salir por la garganta. Sus temperaturas han ido bajado gradualmente… muriendo. Y ella no pudo hacer algo. Blood no pudo salvarlos. Está destrozada completamente… ¡Pero no se rinde! ¡Se levanta con su espíritu como único combustible! ¡Está hecha para resistir! Sus dientes rechinan de ira y sus lágrimas no dejan de salir; parecen de fuego. Docenas de heridas en su cuerpo y huesos rotos. No se rinde. Debe vengarse, debe salir adelante. Demostrará la campeona de que está hecha. Los tensos músculos, que a pesar de la sangre que ha perdido, siguen duros y listos. Ahora ruge, pero es un rugido de león herido. Salta contra Seyren; lo intercepta en el aire y le rompe el cráneo de un puñetazo. Sus sesos y fragmentos vitales salen dispersos por todos lados al tiempo que flechas, magias elementales y divinas, hachas y katares se le clavan en la espalda. Voltea con los mimos ojos rojos, inyectados de sangre y sedientos de dolor. El resto del pelotón enemigo termina igual que el caballero que tanto amó. Al final Blood cae de rodillas y lloriqueando como una pequeña. No más lágrimas, mi amor, no debes derramar más. Si vivimos por más de cien años, amiga, no más lágrimas.

***

Se levanta del suelo con un terrible chillido. Está empapada de sudor frío y de algunas lágrimas saladas. Su respiración está bastante agitada y el corazón le late a mil por hora. Se mira sus fuertes y delicadas manos. Están intactas y no hay líquido rojo. ¡Una terrible pesadilla! La peor de las peores. Peor que morir. Suspira… y mira a Valsione abrir la puerta.

-Buenos dí-

Y la campeona se levanta por completo y corre a su amiga. La abraza con bastante fuerza y terminan las dos en suelo de nuevo. La bioquímica parpadea, curiosa. Más, se limita a rodearle también con los brazos y apretar a la campeona.

No, Blood no está desnuda. No se emborrachó, ¿recuerdan? Las dos están vestidas y tranquilas. Blood está muy aferrada a su amiga y Valsione sólo le acaricia el cabello, la apapacha. No hace preguntas. Así se entienden ellas: sin decir palabras. Ambas son bastante orgullosas pero eso no les impide buscar refugio. Están cansadas de siempre esperar palabras bonitas y reconfortantes, así que aprendieron a sólo abrazarse y pasar el tiempo. Eso cura muchos males, ¿sabes?

El mundo no es suficiente.

Del otro lado, muy lejos, una persona que sí está desnuda, se levanta. ¡Es Masaho! Después de la tormenta de amor que tuvo con su novia, se levanta. Sus carnosos labios dan un dulce beso en la limpia frente de su adorada chica. La cobija con cariño usando la frazada… la arropa tapándola por completo, ¡porque ella también está desnuda! Entonces le piensa mejor… y la cubre tantito menos: desliza el cobertor hacia abajo y se muestra la silueta del busto de Angellore.

Lo primero que se nota al ver al muchacho, es su cuerpo… y su gran trasero. Es más delgado que Eltosian por unos milímetros pero es igual de atlético y musculoso que tal. Líneas marcadas adornan su cuerpo y también cicatrices. Heridas de batalla que Angellore delinea con sus dedos y labios cuando quiere jugar con su amado. Juntos se pelean, adoran y muerden.

Masaho mastica aire y suspira, después lo que hace es buscar sus bóxers. ¿Dónde andan? Recorre el cuarto varias veces y nada. No están por ahí. Pasea de nuevo por el suave piso de piedra, adaptando sus pies con facilidad ya que es su casa. La casa es amplia, más que la de Valsione y Blood. Todo es de piedra muy bellamente tallado y construido. Cuenta con la recámara principal, dos cuartos para huéspedes, un estudio con varios imponentes libreros; un área de entrenamiento que no tiene techo, parecido al de el gremio de espadachines. Cuenta con varias ventanas por toda la casa que iluminan bastante bien. Ellos dos son de disfrutar la luz del sol. Y el caballero sigue sin encontrar su ropa interior. Busca y busca y nada. Después de más vueltas, gira su rostro a una de las ventanas: los bóxers están colgados de una rama muy alta en un árbol de afuera.

¿Eh?

Frota sus ojos con ambas manos. Parpadea. Vuelve a frotar. Efectivamente, ahí están. ¿Cómo demonios llegaron ahí? Él es un lobo bastante loco. Más, a veces razonable, así que va a su cuarto y busca ropa nueva que ponerse. Pero, ¿para qué se molesta? Más noche terminarán de nuevo haciendo lo mismo y seguro otros bóxers colgarán del árbol.

Hojas secas afuera. Extrañamente, el otoño se aproxima más pronto que de costumbre. Hojas del color del oro, del atardecer, de la tierra y de la sangre.

A los pocos minutos sus bocas vuelven a caer.

Y del otro lado, de vuelta con Blood y Valsione.

-¿Mejor ahora?- pregunta la bioquímica aún algo preocupada. Las dos siguen en el suelo y abrazadas. Amigas de verdad. Blood asiente y suspira, poco a poco soltándose del enorme pilar de amor que se hace llamar Valsione. Rato después reanudan su día como si nada hubiese pasado.

Dime, luna (aunque sea de mañana) ¿qué piensas?

Todos se pierden a si mismos lentamente.

Ya no hay lágrimas ni pesadillas. No por hoy. Sólo sonrisas que indican otro día más.

---

Tuve que hacerlo un poco más general porque varias lectoras se quejaron.

Desconectado Lucian

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Re: Puño y espada. Capítulo 2.
« Respuesta #16 en: 14 de Febrero de 2009, 09:36:02 am »
oe csm, y donde salgo yo tomando el control mental d Blood º-º?


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Re: Puño y espada. Capítulo 2.
« Respuesta #17 en: 14 de Febrero de 2009, 18:20:46 pm »
Excelente <3

Yo tambien quiero abrazo º3º



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Re: Puño y espada. Capítulo 2.
« Respuesta #18 en: 14 de Febrero de 2009, 18:30:30 pm »
Cheto como siempre <3 love it


Cita de: Eryan
Valsione es mi favorita ù-u
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Re: Puño y espada. Capítulo 1.
« Respuesta #19 en: 16 de Febrero de 2009, 01:30:51 am »
Ok, lo que no me gusta... ¡Qué me hagas esperar coño!
¿Con qué autoridad moral dice eso?

Lo que llamas autoridad yo lo llamo conchudez. (?)

A falta de desnudos, hay sexo. Sweet.  /love

Nah broma, muy bueno feo, Blood y Masaho son idénticos. D:
Nada escapa a los ojos del camaleón. Cuando te mire fijamente, sabrás que todo acabó.



No es lo mismo tener huevos en las manos que la mano en los huevos.

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Re: Puño y espada. Capítulo 1 y 2.
« Respuesta #20 en: 02 de Marzo de 2009, 11:15:05 am »
Aww... tengo fans ù-u (?)


Cita de: Eryan
Valsione es mi favorita ù-u
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Re: Puño y espada. Capítulo 1 y 2.
« Respuesta #21 en: 02 de Marzo de 2009, 11:21:13 am »
No, yo soy tu fan ù-u (?)


Cita de: Eryan
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Re: Puño y espada. Capítulo 1 y 2.
« Respuesta #22 en: 03 de Marzo de 2009, 21:41:40 pm »
Es una parte del 3er capítulo.

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No sé como has hecho, pero al final, en mi corazón está grabado tu nombre.

Quiero olvidar. Quiero probar. Quiero olvidar. Quiero probar.

Es lo que canta Blood mientras baila en la ducha.

Con esos labios quiero gastar mi vida entre tus brazos.

Sus movimientos son graciosos y llenos de energía. Han pasado semanas desde que conoció a Masaho y se repuso de su corta crisis de identidad. Y ahora que lo piensa, fue demasiado estúpida al dejarse decaer por algo tan tonto.

Las afortunadas gotas que siguen adheridas a su cuerpo sonríen. La muchacha anda baile y baile, sacudiéndose mientras más agua le recorre todo su divino cuerpo. Las espumas de jabón se deslizan por el cuello y terminan besando los pies. Lloran cuando llegan al azulejo y son desperdiciadas por el desagüe.

Del otro lado de la casa se encuentra Valsione preparando bombas y pociones. Se turna de botella en botella para no aburrirse de hacer la misma cosa cien veces seguidas. Mezcla los ingredientes bastante bien, tan bien que ella podría ser bartender. Sacude los contenedores mientras Blood sacude el trasero bailando. Le alegra que su amiga cante tan fuerte ya que es una buena señal. ¡Hacía falta escucharla cantar! Varias noches preocupadas al notarla tan apagada, más, la campeona ya superó sus penurias. Por poco se le rompía el alma a las dos pobrecillas.

-¡Maldita seas!- brama el Baphomet Jr. A él lo obligan a bombear el agua que se usa en la ducha. Es un sistema bastante simple que tiene una manguera que toma el agua del río por medio de la bomba, y con la misma bomba el líquido es llevado a la regadera y la ducha es posible. Un sistema desarrollado por Angellore, quien también hizo las modificaciones al carrito de Valsione. Angellore es una herrera que no limita su imaginación. Tanto en insultos a Masaho como en sus armas, es creativa siempre.

-¡Más te vale que me des cerveza!- vuelve a chillar Cabra Asesina Jr. Y a los pocos minutos sale la campeona con una toalla que le cubre de los pechos al trasero. Entonces la abusada mascota bufa y deja de bombear. Después ambos caminan hacia la cocina con el mismo paso (aunque el Baphomet da saltitos para poder imitarle la velocidad) y Blood abre el refrigerador sin pena. Saca dos latas de cerveza bien helada y le arroja una a Cabra Asesina Jr. Después, de nuevo caminando al mismo paso, se sientan en uno de los sofás de la casa. Exactamente a la par abren su lata de alcohol y dan el primer sorbo.

Aaaaaaaaaaaah.

Los dos suspiran, contentísimos. ¡Cerveza de la buena! ¡Techno Viking se llama! Heladísima sabe sabrosa. Siguen dando largos tragos y terminan con otro adorable:

Aaaaaaaaaaaah.


Los dos siguen sonriendo y disfrutando de la vida. Tienen su propia fiestecilla ambos.

Knock knock!

Se escucha la puerta. El par de borrachos parpadea, confundidos los dos. Pocas veces reciben visitas. Entonces la campeona se levanta y da varios pasos, acercándose a la puerta. Vuelven a tocar y ahora con más fuerza. Se nota que tienen prisa. ¡Pero ella ni se molesta! Mientras va en su pequeño caminito mueve las caderas al ritmo de la música en su cabeza. Aunque le cueste admitirlo, es buenísima danzando. Poco le faltó para hacerse gitana en lugar de campeona. ¿Qué la hizo decidirse? El placer de tumbar dientes es indescriptible.

Al fin después de interminables segundos de seguir sacudiendo el bote, abre la puerta. Y ésta revela la figura de Eltosian y el joven DX. El caballero tiene un semblante serio y el espadachín tiene cara de felicidad. Y de inmediato ambas caras cambian a una de sorpresa y pena al ver a la húmeda campeona. Poco les faltaría para silbar y aplaudir. ¡Pero son caballeros y hombres educados!

Ella les sonríe y les da la bienvenida. Eltosian tose bastante incómodo y el pequeño DX no retira los ojotes de encima: Blood es un poco alta, tantito más que Valsione. Su piel es blanca y delicada; debería estar bronceada pero aún no se quema tanto.

Los dos espadachines pasan y esperan a su anfitriona. Ella cierra la puerta y les vuelve a sonreír. Siempre es bueno tener visitas. Esos dos han estado ahí varias veces. DX siempre acompaña a su mentor porque está enamorado de Blood. O eso cree el pequeño, ya se le pasará. Eltosian la visita por diversos motivos: entrenamientos, planes de guerra, préstamos y muy pocas veces por ocio. Aunque le cueste admitirlo al caballero, aprecia mucho a la campeona. La vida sería un poco aburrida sin ella por ahí, ¿no? Esa loca que grita y pelea como si no hubiese mañana. De alguna manera le recuerda que él debe hacer lo mismo: disfrutar la vida.

-¿En qué te puedo ayudar ahora?

Una eternidad entre caníbales. Todos ahora mismo en esta casa tienen su uniforme, excepto, claro, Blood, que anda con la toalla puesta y la vergüenza no disponible. No hay mejor diseño para ella que el de su piel ajustada a su figura.

-Primero, vístete.

Ella bufa y después se ríe. Total, hay que darles gusto a los invitados. Así que se disculpa y anda al cuarto que les pertenece a ella y a Valsione. Se quiere solita.

-¿Por qué la mandaste a vestirse?- cuestiona DX algo curioso. Eltosian le explica que no es correcto andar en cueros por todos lados y que además, aunque a él personalmente no le molesta, está casado.

-¡Y tú apenas tienes trece años!- añade el adulto.

-¡Eso no importa! ¡Admirar la belleza no tiene edad!

Y a lo lejos, mientras Blood se ajusta los guantes se ríe con altos decibeles. Se sube tantito más el pantalón corto, azul oscuro, para que quede más ajustado. Éste le llega a poco más de las rodillas y no tiene adorno, enseñando el resto de sus piernas. Sus botas son delgadas, negras con franjas azules, pareciendo zapatillas deportivas y se adaptan bastante bien a la forma de sus pies; éstos son algo grandes pero ella es feliz con ellos porque patea fuerte y corre bien. Su calzado tiene varias correas para apretar mejor.

Si te sientes tantito loca, ponte loca completa.

Eltosian comienza a hablar sobre la misión mientras Blood vuelve casi terminada de vestir: tiene la escotada blusa de color azul pero le falta el chaleco largo de color celeste, aparte del grueso cinturón. Y mientras las palabras y la seriedad fluyen, el Baphomet Jr. se les acerca a los dos invitados con una bandeja que tiene dos vasos con un líquido espumeante, oscuro, y los invita a sentarse en el sofá. Ellos hacen caso, agradecen y Eltosian mantiene su vaso en las manos sin parar de hablar. DX, por el contrario, curioso de saber que es, le da un laaaaaargo trago con el mismo modus operandi de Blood.

En pocos minutos el pequeño anda mareado, con visión borrosa y una enorme sonrisa. Es entonces que sale un Hip! de su boquita.

Blood y Eltosian parpadean. ¿Qué fue eso? Es entonces que apenas los dos notan un olor fuerte, extraño. Sospechando lo peor, el caballero le da un trago también a su vaso. ¡Cerveza! ¡Por Dios, cerveza! ¡Cabra Asesina Jr. sirvió cerveza!

-¿¡Qué tienes?!- ruge Blood MUY sorprendida. Agarra al animalejo del cuerpecito y lo sacude en el aire sin control. El Baphomet se marea y termina con los ojos dando vueltas. ¡Que vergüenza! Eso sí le da vergüenza a la chica… Andar por la calle sin ropa no es problema, ¡pero emborrachar indirectamente a un menor! La pena no le cabe en el cuerpo.

Segundos después, muy molesta, y ya algo recuperada del susto, arroja a la mascota a un lado como si fuese un peluche.

-¡Ay!- se queja el Baphomet Jr. sólo para terminar inconsciente en la pared más lejana de la sala. Se lo merece el maldito.

Después, vemos algo increíble: Blood toma al pequeño espadachín entre sus brazos, preocupada y le contempla. Sí, Blood podría ser una buena madre. ¡Pero nunca lo admitirá! Prefiere repartir dolor y violencia que amor.

Mejor lo deja en el sofá, que descanse. Eltosian suspira y sigue contando.

Ya más tarde la campeona se disculpa incontables veces ante el caballero. Este último sabe que no es su culpa así que no arma faramalla. Eltosian le contará a los padres de DX que el muchachito entrenó muy duro y que se cansó. Por fortuna, no tomó tanto como para tener una resaca pesada.

***

Los tres sonríen. Eltosian, Masaho y Seyren, años más jóvenes, se encuentran entrenando. Seyren, alto como Eltosian en ese entonces e igual de atlético que Masaho. Su cabellera es gris, como el actual novio de Angellore, pero de un tono más oscuro. Tampoco tiene peinado (malditos hombres desarreglados). De hecho, a Masaho y Seyren los confunden de hermanos. ¡Hasta los cuatro ojos son grises! La mayor diferencia entre ellos dos es que Seyren tiene las cejas un poco más finas y largas; la nariz es más tosca y larga, con mentón leonino y labios sencillos a diferencia del trompudo Masaho.

Los músculos aún no están del todo desarrollados por la edad. Muy apenas llegan a las dos décadas el trío.

Los tres son los mejores del momento. Masaho impone la locura e improvisación. Seyren impone el uso de todas las armas posibles. Eltosian impone la disciplina y control. Entre ellos tres pueden acabar con un pelotón entero de enemigos, ya sea monstruos o soldados de algún gremio. Invencibles, podían conquistar el mundo. ¡Pero se les fue el miembro más fuerte! Seyren desapareció sin motivo alguno. No avisó, no dejó nota. Se esfumó como si nunca hubiese existido. Pero, ¡claro que existió! ¿Cómo explicar entonces que dejó heridas en varios corazones? No hay mayor prueba de que existes si posees un corazón ajeno. Los dos miembros restantes lo buscaron sin cesar por todo el reino, la república y territorios inexplorados. Carteles, recompensas, entrevistas, encuestas, todo lo posible. Y nada. Años pasaron buscándolo. Se cansaron de no obtener resultados. Sí, se rindieron. Increíblemente, se rindieron. Fue la mejor decisión o iban a terminar gastándose para nada. Porque hicieran lo que hicieran, Seyren no iba a aparecer. No hasta ahora. Ellos lo sabían bien: Seyren no respiraba más.

Entonces el cielo se desgarra y llueve sangre. Masaho y Eltosian se asustan, aún inexpertos. Seyren les sonríe y es una sonrisa torcida, demoniaca, que se apodera de la sanidad de los otros dos caballeros. Enseguida, el más fuerte de ellos los ataca y destaja en un abrir y cerrar de ojos a ambos. ¿Por qué tan fácil? Porque son casi hermanos y Masaho y Eltosian son incapaces de levantar su espada contra el otro. Son compañeros. Son débiles.

Entre súplicas y maldiciones, Seyren los abandona.

***

El aire se le fue a Masaho. Tiene la mano izquierda en su pecho, la mano derecha en el rostro y los ojos dilatados; los pulmones más activos que de costumbre y el corazón temblando por su existencia. Maldita sea la hora. Su respiración es agitada y la dulce noche no le es útil. Las estrellas fácilmente adivinan que el muchacho tuvo una pesadilla. Una pesadilla que va de la manita con la pesadilla de Blood. Tarde, quizá en otras vidas.

-¿Qué pasa, nene?- susurra Angellore bastante adormilada y perdida.

Los dos están bajo la misma cobija, sobre el mismo colchón y como es obvio en el mismo cuarto. Desnudos, amantes, tercos. Se conocen a la perfección y por eso la herrera se despertó. Notó que su amado se retorcía más que de costumbre.

-Nada, amor. Duerme.- responde Masaho y la rodea de la cintura con sus brazos. Él pega su pecho a la espalda de terciopelo de su amada y cierra los ojos, sólo para golpearla con un beso en el hombro derecho. Ella se ríe en voz baja y con la mano de ese mismo lado le acaricia el cabello y el rostro, domando al lobo salvaje una vez más. A los pocos minutos los dos vuelven a dormitar. Descansen. Lo van a necesitar.

Amarte a ti es un veneno que da vida.


Le dan ganas de correr por ahí, de volar otra vez. Pero ahora no. No esta mañana. Tiene que acompañar a su esposo a la misión. Greyhne y Eltosian llevan pocos años de casados. Se conocieron en una noche estrellada y redonda. Lo que le llamó la atención al muchacho fue ese pícaro lunar debajo del ojo derecho. Un lunar chiquito y coqueto. Justamente en ese momento él irrumpió en la vida de ella. Como un violento azote de puertas, como una tormenta feroz e indomable. Eltosian, caballero renacido, se acercó para saludarla como si la conociera de toda la vida, sorprendiendo a Greyhne, alta sacerdotisa. Y ella, por educación y cortesía, fingió conocerlo también. Fue entonces que poco a poco se fueron encontrando en la calle, en el templo, en el campo, en las aventuras y las guerras. Despacito, muy despacito, el caballero fue rascando cada vez más hondo en el corazón de la chica. Siempre con sorpresas y detalles, con bromas y sonrisas. No, no fue fácil. El pobre muchacho andaba pidiendo consejo a sus amigos y amigas, siempre preguntando. Pero es un buen actor y entonces se veía muy seguro frente a ella. Orgulloso, correcto, justiciero.

Ella, en cambio: dulce, tranquila y calmada. Es de una voz melodiosa que podría hacer de compañía al mejor bardo del reino. Su cabello es castaño y ondulado; dos largos mechones le adornan las mejillas y llegan hasta poco más del busto. El resto de la figura es igual de bendita que Valsione y Blood, casi perfecta. ¿Cómo es eso? ¡Secretos de mujeres! Su vestido de alta sacerdotisa es rosado y el resto de sus accesorios es de otros tonos de rosa. Parece un pastel la muñeca. Sólo sus zapatos de tacón son de color chocolate al igual que las mangas. Y al contrario de muchas de su profesión, ella sí cree en la castidad y pureza, por lo que su vestido no enseña muslo. No, no batalla para andar porque se ha acostumbrado. Y si la situación lo exigiese, tal vez cortaría su vestido o algo. Pero ahora no. ¡Y después de mucho darle vueltas el caballero le declaró su amor! La respuesta tardó tres días en llegar; y fue positiva. Y después de varios años, la boda.

-Perdona que te pida venir pero es importante.- le comenta su esposo con una gruesa voz. Trata de ocultar la verdad, de no decirle todo. Pero cientos y cientos de días a su lado le han enseñado a la sacerdotisa a adivinar sus mentiras. Se oye en la voz. El timbre cambia ligeramente. Sólo poniendo su total atención, logra despojarlo de la máscara de plumas y piedras preciosas. Un sueño o una pesadilla. Quiere amarrarlo en un abrazo y mirarlo a los ojos. Pero duele. Sus almas.

No dirá cosa alguna la dama. No ahora. Ella es tan capaz como él de luchar hasta el final, de caer hasta que sus rodillas se destrocen y no pueda arrastrarse más. Implacable, diosa. ¿De dónde sale tanto espíritu y coraje? De los humanos, claro. Ni los elfos ni los dioses son así. Bendita raza. Sin inocencia y con mil sorpresas.

La pareja camina por las calles de Lighthalzen. Esa ciudad entre cañones y montañas. La ciudad donde la compañía Rekenber ha invertido dinero y tiempo para construirla; ahora es la metrópolis más comercial de la República de Schwartzwald. Ciudad pionera que inventó la vida artificial. Y que ellos dos conocen bien en base a documentos, rumores y viajes. Saben muy bien que algo está mal. Es el instinto quien les dice eso. ¡Pero claro que no van a gritarlo por todos lados! Ahora mismo la situación entre Schwartzwald y Midgard está delicada. Últimamente han habido insultos y peleas entre los gobernantes y eso es peligroso; y si alguien del reino comienza a propagar rumores o cometer crímenes en la república, o viceversa, es la excusa perfecta para romper relaciones.

El plan es sencillo: llegar todo el pelotón al hotel fingiendo que nadie se conoce entre si. Después armar un grupo de turistas para ir a visitar toda la ciudad y notar algo raro. Claro que llegarán a diferentes tiempos y por diferentes rutas. Discretos… incluso a Masaho se le ordenó ser discreto. Él, que es muy obvio y franco, tendrá problemas actuando. El grupo entero es: Greyhne, Eltosian, Masaho, Angellore, Blood, Ark, Vendimia, Lenneth, Sonata Arctica, Sajour, Hypnotize y Valsione. Todos iguales de importantes. No hay magos porque todos ellos estaban ocupados con otro asunto personal de su gremio. Una disputa interna, al parecer. La idea era llamar a Aslak Fauster pero no hubo suerte. Tampoco querían llamar la atención, así que no hubo más insistencia. ¿Y cuál es el motivo de tanta cosa? Que muchos ciudadanos han desaparecido y un número mayor de turistas también. Aunque la república desmiente esa información, el reino se siente obligado a actuar, aunque más parece como si quisiese intervenir con mala intención. Se notan extrañas las últimas decisiones de Tristán.

Como duele no ser uno mismo.

¡Sabes que lo tienes! No te llorarán en esta noche caliente. Ni una lágrima derramada ante el rojo firmamento que se aproxima. Su lengua de serpiente miente. Los espíritus levantan falsos.

Y a lo lejos, Blood llega caminando con Valsione. Para despistar aún más, llegaron de Einbroch. Sortearon varios peligros pero nada extremo. Sólo a la campeona se le olvidó el lápiz labial. No quieren envenenar sus recuerdos. Las amigas avanzan a un suave paso, lento, mirando a todos lados, sorprendidas de tan bella arquitectura y calles tan finas. Lo primero que se ve son varias casitas acogedoras, el departamento de policía y el banco. Más adelante un mendigo, una compañía, la tienda departamental y la estación de tren. Lindos postes que contienen dos faroles adornan las esquinas de las banquetas; el pasto crece a lado de éstas y algunos arbustos también se asoman con timidez y curiosidad. Siempre hay turistas en la ciudad. Otros postes tienen un solo farol y guían el camino hacia el hotel.

Sus lindos pies pisan sobre los miles de adoquines que adornan la ciudad. Parecen azulejos grandotes. Los cientos de corazones rotos de la ciudad vuelan por todos lados; pedazos que nunca más volverán a unirse. ¿Por qué? Porque así es la vida, estimados lectores.

***

Sus ojos están inyectados de sangre. Una mueca de perversión y lujuria por el dolor le adorna el rostro. No hay fondo, sólo la silueta del caballero despedazando cuerpos con las manos desnudas. Ha olvidado toda disciplina, ha olvidado todo honor. Lo conoces. ¡Seyren! Él otra vez. Él no es lo que ves. Todo el mundo duerme pero él siempre anda adelante.

El pobre desea ser real, más no lo es. Sólo es un espíritu que busca venganza. ¿Qué ha pasado con su cuerpo? Fue despojado de este y tirado por algún lado. Por más que él busca por las instalaciones del laboratorio jamás lo encuentra. Lo gracioso es que nadie de su pelotón ha encontrado el suyo propio. Ni Cecil, ni Eremes, ni Kathryne, ni Howard, ni Margaretha.

Fueron torturados, mutilados. Más, nunca revelaron la verdad. Nada de información sobre quien los envió o a que venían. Murieron como héroes sin ser recordados. La prueba más dura la tuvo Seyren: mataron a sus amigos frente a él. Uno a uno. Todos le gritaron lo mismo antes de dejar de respirar:

¡Vive libre, muere honrosamente!

Su frase, ¡su frase! Poco le faltó a Seyren para corromperse y flaquear. Un soplido habría sido suficiente para destrozarlo. No obstante, siguió hasta el final. Ni una sola palabra. Sólo risas dementes que se burlaban de sus verdugos. ¡Enloqueció!

***

Tormenta de acero y sangre. Se va a desatar una tormenta de acero y sangre. Nadie más que la oscuridad y las víctimas verán la tormenta.

Los días pasan y poco a poco el equipo de Eltosian se forma. Unos llegaron el lunes, otros el martes, unos más el miércoles y el último el jueves. Como es común que Lighthalzen tenga muchos turistas, no se levanta sospecha. Y claro, no se han hablado desde que llegaron a la ciudad. Si pasan a lado simplemente no se miran. Llegaron así: Valsione y Blood, Eltosian y Greyhne, Vendimia, Lenneth, Hypnotize con Sajour y Ark, Masaho y Angellore, y Sonata Arctica. Todos tienen la misma orden: ir en viernes al cuarto de Eltosian y Greyhne, el 125.

Esta noche, se encuentran todos en la habitación de Eltosian. Entraron a escondidas de cualquier empleado y cualquier otro huésped a altas horas de la madrugada. El hotel es lujoso, grande, de dos pisos y decenas de habitaciones. Papel tapiz del más caro en el mercado y candelabros hechos a mano con velas gloriosas que no sólo iluminan las habitaciones, sino también los corazones. El servicio es de primera calidad y los trabajadores nunca levantan la cabeza ante el invitado.

El miedo se ríe de todo y se frota las manos.

Los presentes no saben que esperar. El acogedor ambiente no combina con la seriedad de Eltosian. Está sentado en el sillón y está inclinado hacia adelante. Sus codos descansan detrás de las rodillas y el rostro se apoya en los dedos entrelazados. Respira con lentitud, buscando las palabras adecuadas; aunque haya pasado noches en vela pensando en su discurso una y otra vez, no le convencen sus propias palabras. Suspira una vez para romper el silencio, y con tono amargo comienza a improvisar:

-Damas y caballeros. Los llamé aquí porque confío en sus habilidades y en su sentido de rectitud. He tenido el placer de conocerlos por años o de recibir buenas recomendaciones de ustedes. ¿Por qué?, se dirán: porque tengo miedo.

Todos abren los ojos, incluso su esposa. ¿Cómo es posible que él, tan bravo y valiente, tenga miedo?

-Todas las misiones anteriores terminaron inconclusas. No hubo registro de sobrevivientes. Ignoro si escaparon, enloquecieron o simplemente desaparecieron. Lo ignoro por completo.

Y sigue platicando con tono amargo y seco. La misión es encontrar algo raro en Lighthalzen y resolver el problema. ¿Por qué no acosadores y asesinos, que son los más discretos? Porque tampoco volvieron. Equipos de dos, de tres, de cuatro. Nada, todo igual. Incluso pelotones enteros se desvanecieron. Y te estoy hablando de pelotones de caballeros, cruzados y demás, que tenían papel firmado por el rey y la república. ¿Cómo es posible que incluso protegidos por la ley? Es lo que deben averiguar.

Todo comenzó cuando un turista del reino desapareció. Después fueron tres. Al final, fueron unos diez. Lo único en común es que todos habían cruzado a la zona pobre de la ciudad. Sí, esa cochina línea que divide a tan bonita ciudad. La riqueza y la pobreza, cuando el verdadero valor de una persona se mide en la sonrisa y sus ganas de vivir y no por pequeños círculos de oro. Bueno, el punto es que el reino decidió tomar cartas al asunto y la república se mostró molesta. ¿Pues cómo van a acusarlos de ser malas personas? No, señor, eso no está bien. Pero no tuvo de otra que ofrecer “ayuda”. “Ayuda” porque sólo hacía lo mínimo y de mala gana. Los papeles tomaban semanas en ser redactados y otras tantas en ser firmadas. Por más que el reino ejercía presión, la burocracia era igual. Así que el reino entonces prefirió hacer las cosas a escondidas: misiones encubiertas.

El futuro pone cara de perro si se le da la gana.

-Tengo miedo.- repite Eltosian. Y es verdad, teme perder su vida y la de sus compañeros. Más, debe arriesgarse por cuestiones de honor y lealtad. Le debe su vida al reino así que negarse a tan suicida misión no es una opción.

-Pero, los papeles sólo me mencionaban a mí. Las órdenes eran buscar un equipo decente e investigar. Si alguno de ustedes se quiere echar atrás, no habrá registro de ello y yo jamás le reclamaré.

¿Para qué dice eso? Si sabe muy bien que ellos lo seguirán hasta al final. ¡Pero debe asegurarse! ¿Y qué obtiene como respuesta? Una risotada de Masaho. Todos le miran con ojos de sorpresa y algo de desprecio. ¿Cómo se atrever a reír en esos momentos? Yo lo entiendo, la verdad. ¿Qué gana uno con deprimirse si sabe que va a perder la vida? Sólo amarga el momento y no deja disfrutar lo último.

-¿Y crees que YO te voy a abandonar? ¡Sin mí no eres más que una niña!- se burla de nuevo el caballero de cabellera gris. Se acerca unos pasos y se endereza, golpea su propio pecho y su rostro se torna serio.

-Te sigo hasta que deje de respirar.

Y súbitamente se escucha que tocan la puerta y a todos se les hela la sangre. ¡Los van a descubrir! Pasan segundos donde ningún músculo se mueve pero sí millones de neuronas. Surgen muchísimas ideas pero la primera llevada a cabo es de Greyhne:

-Ayúdenme.- susurra mientras le jalonea la capa a su esposo. Todos se arremolinan alrededor del confundido caballero y comienzan a quitarle el peto, las placas, los guantes, las botas y demás. El pobre no entiende un carajo. Parece más como si estuviesen vistiendo a una novia horas antes de la boda.

-Tú y tú, agua. No importa como.- ordena de nuevo mirando a Blood y a Sonata Arctica. El asesino reacciona primero y toma el bote de basura que está a lado de la cama matrimonial. Esparce los papeles por donde sea al tiempo que la campeona ya está en el baño y abriendo la regadera con agua tibia. La feliz cubeta (que siempre seas para la basura y luego te usen para poner agua es una mejora) es llenada hasta el tope y el asesino vuelve a donde empezó todo, y sólo para decir A un lado y después bañar a Eltosian con el agua. Para ese entonces el caballero está desnudo y con una toalla en su cintura. De inmediato todos se apartan de la puerta y se refugian en las paredes.

-¡Señor y señora! ¿Están bien? ¡Hay mucho ruido!- grita una molesta empleada al tiempo que golpea la puerta.

-¿Mmh?- emite el caballero mientras abre la puerta de madera, sequoia, llena de decoraciones.

-Oh…- se limita a decir la anciana trabajadora. Sus mejillas se ruborizan al ver un hombre alto, fornido, lleno de músculos y cicatrices, con cara de pocos amigos y que sólo está arropado por una afortunada toalla, la cual es sostenida por la mano izquierda justo entre sus piernas. Es entonces que la trabajadora ríe, tratando de coquetear con su arrugada piel y su horrible voz. ¡Que gustos! Hasta rubio le salió el muchacho (aunque su cabello es opaco).

-¿Puedo ayudarle en algo?- dice Eltosian con el mismo tono seco y amargado.

-¡Ya lo has hecho, primor!- responde la persona de la tercera edad. ¡Que necedad de molestar!

-Si eso dice, de nada.-

La puerta es cerrada en las narices de la visitante no deseada. Ella suspira y vuelve al cuarto de empleados. Al parecer, no pasó nada.

Ya pasado el susto, Eltosian mira feo a todos. Y se quedan con cara de: ¿Qué?

-Ando desnudo. Fuera de mi cuarto. Los veo mañana a mediodía.

Y salen lo más silenciosos que pueden al pasar varios minutos; y como es obvio, su esposa se queda. Blood vigila un lado de la puerta y Sonata el otro. Al final, cada quien vuelve a su cuarto pareciendo sombras en un oscuro pasillo: no se distinguen figuras.

***

Blood y Sonata Arctica trepan por la pared sin problemas. En una calurosa tarde de verano con el sol acariciando a todos por igual, sucede una infiltración bastante simple: la campeona y el asesino cruz toman su distancia, agarran vuelo y corren verticalmente por la pared. Aunque he de decir que si fuese competencia olímpica, Sonata Arctica tendría mejor calificación al hacerlo con mayor elegancia y gracia (y por caer de pie… no, no es que Blood se haya dado en el trasero pero para aterrizar tuvo que doblar las piernas y estirar los brazos hacia adelante para amortiguar el impacto). De inmediato miran a su alrededor y esperan varios segundos. Sus respiraciones están al mismo compás y son silenciosas; sus oídos se afinan y esperan de nuevo.

Nada. Nadie los notó.

Ante esos ojos azules y celestes se alza la parte pobre de la gran ciudad. Casas descuidadas, al borde de besar el suelo y mucha gente con ropas raídas, rotas. Todo lo contrario a la parte rica. Las caras de la misma maldita moneda de la vida.

El polvo y la basura se pasean por la ciudad como si fuese suya, que de hecho, ES suya. La gente está tan perdida que ni ganas de reclamar nada ni de mejorar. Todo culpa de los ricos que no entienden a los pobres, todo culpa de los pobres que no entienden a los ricos. Son cuadras y cuadras de mala suerte y construcciones frágiles. ¿Qué culpa tienen ellos de haber nacido ahí? ¡Ninguna! La vida es tan especial…

Como sea. El punto es que el guardia no supo ni que le pegó cuando entre la campeona y el asesino le golpearon en la nuca. Ella con una patada usando la pierna izquierda y él con un puñetazo con la mano derecha. Bulto cae al suelo e inconsciente; y de forma inmediata arrastran al cuerpo a un rincón donde no sea fácil verlo… un espacio entre la pared y algunos arbustos secos. Le echan algo de tierra encima y lo despojan de su uniforme. Después con su misma ropa lo amarran y amordazan, dejándolo más humillado que antes. Es entonces que el resto del grupo pasa rápidamente: dos caballeros renacidos, dos altas sacerdotisas, un juglar, un profesor, una herrera trascendental, un paladín y una paladina. Siguen a la deriva y se separan de nuevo. Cada uno buscará en perímetro para hacerlo más rápido.

Susurros y besos llenan el traicionero aire.

Los minutos pasan, pasan y caen del cielo. Entre que preguntan y escudriñan, se les pasa todo. No hay nada raro o extraño que recalcar. De hecho, algunos aldeanos se muestran curiosos y otros asustados. Saben que los turistas que cruzan esa línea no vuelven… ¿Por qué? Ellos tampoco saben a ciencia cierta. ¡Y es malo para ellos! Porque siempre los turistas son los que dan limosnas u objetos. ¡Les arruinan el negocio esas desapariciones!

-Oi, oi.- susurra Sonata Arctica mientras está al noreste de la ciudad. En el suelo se notan huellas casi imperceptibles. Son muchas marcas de distintos tamaños y tiempos; muchas parecen de calzado pesado, como las de un caballero o cruzado. El asesino las nota porque está más acostumbrado a rastrear y perseguir presas. Se queda pensativo y en cuclillas, analizando el suelo. Después, como si fuese un felino, sigue deslizándose por el piso ignorando todo a su alrededor, sólo siguiendo los rastros. Se aleja unos metros de la cochina ciudad, no mucho.

Levanta sus ojos color cielo. Las huellas terminan justo en un enorme tubo de drenaje. Es un tubo grueso y luego otros más delgados a sus lados; el tubo principal no está pegado al suelo, está a medio metro de éste. Para entrar, habrá que arrastrarse y pararse en el tubo, trepar y ver que hay más allá. Todo esto se encuentra pegado de un montecito de tierra. Es como si el drenaje tuviese su pequeña montaña exclusiva.

Un silbido de halcón rasga el cielo. Todo el pelotón lo reconoce de inmediato: una señal élfica que se usa para llamar a los aliados y engañar al enemigo. Se vuelve a escuchar en dos minutos. Los lugareños levantan sus cabezas, curiosos. ¿Qué ha sido eso? En otros cientos de segundos llegan todos los aventureros donde el asesino cruz. Él retira los dedos de su boca y suspira.

Sonata Arctica no pierde el tiempo y explica: las huellas y el tubo de drenaje. Todas las mujeres ponen cara de asco, ¡incluso Blood! Y todos los hombres se resignan. Eltosian le pide al asesino que vaya primero porque es el más silencioso de todos. Éste accede y suspira, preparándose mentalmente y físicamente. Si grupos enteros se han desvanecido, ¿qué podrá hacer él? Vamos a averiguarlo.

Se pone con el pecho al aire y la espalda al suelo. Se arrastra mientras se va colocando debajo del tubo de drenaje que tiene un diámetro de casi 50 pulgadas. Después levanta de la cintura hacia arriba y despacio, despacio, se va poniendo de pie. Aunque está oscuro, alcanza a distinguir las paredes y el camino: a unos cuantos centímetros el tubo se hace horizontal. Estira sus brazos hacia la derecha y la izquierda, afirmándose en el diámetro interior que es de 47 pulgadas. Abre más sus palmas para mayor agarre y tensiona sus músculos sin dejar de afinar su oído. Sus pies dejan de tocar el suelo, sólo para inclinarse hacia adelante y tener de la cintura hacia la cabeza, en el tubo horizontal. Se vuelve a arrastrar igual de lento.

El tubo continúa por un par de metros y de nuevo dobla hacia el suelo. En pocos segundos Sonata Arctica cae de pie con el menor de los ruidos. Y frente a él se abre un ENORME túnel que fácil llega a tres metros de altura. Parecería un pasadizo a un gran cuarto. Ahora se puede mover libremente pero no lo hace. ¡No está cómodo con tanto misterio! ¿Qué esto, eh?

En pocos segundos vuelve a donde el resto del grupo lo espera. Poco les importa a ellos ser descubiertos por los pobres, ya que los ricos no les harán caso. Aparte, es seguro que no vuelvan, así que no hay drama por ello. De nuevo les comenta sus hallazgos.

-Les parecerá increíble, pero está muy limpio ahí dentro.- dice sin chistar. Y es que es verdad, se ensució más cuando se tuvo que tirar al suelo para entrar que cuando se arrastró por el tubo. ¿Y por qué tirarse al suelo y no arrodillarse o agacharse? Porque acostado tiene los brazos libres y listos para interceptar lo que sea que le quiera caer encima, más, nada pasó.

-¿Quién le sigue?- cuestiona Eltosian, esperando voluntarios. Prefiere dar opciones que obligarlos.

-Los hombres.- bufa Blood al tiempo que cruza sus brazos y les mira feo a todos.

-Explícate.- responde Masaho, curioso.

Y Blood señala a las dos sacerdotisas, después a Valsione, a Angellore y por último a Ark.

-¿Eh? ¿Yo por qué?- dice el profesor riéndose. Él es alto, más alto que los demás y de cabello largo que le llega a poco más de los hombros y se lo ata con una coleta; tez pálida sin quemar: prefiere estar encerrado estudiando que peleando en la calle. Ojos negros. Ark, a diferencia de los demás profesores, no lleva un zorro en el cuello: no le gusta pasear animales o pelajes muertos. Lo hace menos imponente pero más reconocible. Su túnica carmín sin mangas pegadita al cuerpo y que termina poco después de la cintura. La túnica tiene bordes y detalles dorados, además de que se abre y cierra con un zipper (lo cual facilita las cosas, según él). Pantalones de un color gris suave, sin bolsillos. Dos cinturones de color azul que tienen gemas del mismo color. Zapatos comunes de cuero y una larga sonrisa debajo de una chata nariz y esto último encima de una dura quijada. Lo más extraño de su uniforme, son las pulseras anchas (de la muñeca al codo) que caracterizan al uniforme de los profesores. Largas tiras de color beige que llegan hasta casi el suelo… tiras que le dan problemas cuando corre o similar.

Es un sujeto muy coqueto, loco y agradable.

-¡Que eres un pervertido sinvergüenza!- brama Blood.- ¡Y ya sabes muy bien como son sus ropas!-

Si los vieras de lejos, te sería gracioso ver a una campeona echándole pestes y maldiciones gitanas a un profesor que es su amigo. Y todos a su alrededor tratando de calmarla. Es que para ella es muy molesto que quieran espiarla mientras se ducha o cambia. Ark tiene muchas mañas pero a pesar de eso, es alguien versátil y leal.

Eltosian rueda sus ojos y se acerca al tubo. Sonata Arctica entra de nuevo y es seguido por Eltosian, quien batalla un poco más al tener una armadura gruesa.

Es entonces que el silencio reina el lugar. Blood notó algo… peculiar en Masaho. Algo muy peculiar y sobresaliente. ¡Una Atroce Blade en su espalda! Una espada que mide cerca metro ochenta (lo mismo que el caballero) y no tiene muchos detalles: una hoja gruesa y larga que parece más machacadora que cortadora, y que termina en punta. El mango es de 30 centímetros, así que un metro y medio son de puro metal.

-¡¿Cómo pretendes meter eso por ahí?!

-Esto…

Blood se lleva la palma derecha a la cara y la arrastra hacia abajo, haciendo un gesto de “Maldito tonto”.

Y como respuesta a eso Vendimia suelta una risilla. Ella es de menor estatura que Angellore y tiene el cabello también castaño claro, sólo que el de la alta sacerdotisa cae en dos largos mechones hacia los lados y en dirección a sus pechos. Su tez es la más blanca de todas las presentes (considerando que el asesino está del otro lado del tubo ya). Tiene una fina y delicada nariz con una boquita pequeña. El mentón es un poco más afilado de lo normal pero nada malo. Sus facciones son delicadas e inspira un aire de paz. Lo más extraño son dos cosas: ojos miel de un tono oscuro y una cicatriz larga que empieza en el muslo izquierdo y termina en el talón del mismo lado. Claro que la cicatriz es tapada por la liga con encaje de su uniforme. Uniforme, que por cierto es negro y tiene detalles rojos: las ligas, las muñequeras y la cruz. Se ve más gótica que una servidora de Dios.

Y ahora que lo pienso, todo el grupo es una bola de raros sin remedio.

Vendimia se sigue riendo y abraza a Masaho, el cual queda con cara de ¿Eh? y Angellore queda con una cara de rabia y celos y de ganas asesinas de matar a la sacerdotisa. Aunque la herrera quisiera matarla, no le sería fácil. Vendimia aguantó un envenenamiento a manos de Beelzebub, así que un carrazo no es tan mortal. Es más, sería una caricia comparada con todo lo que ella sufrió por el veneno.

-¿Así que por fin hiciste lo de tu Atroce?- le pregunta Vendimia cuando lo suelta.- ¡Y aparte te conseguiste una linda novia!

Angellore sigue con la cara de pocos amigos y se acerca a su hombre y lo sujeta con firmeza del brazo derecho.

-¡Mío!

-Eso ya lo sé.

Vaya momento para armar una escenita de amor, ¿no? No obstante, es necesario para aliviar tanta tensión.

-Tengo una idea.- dice Vendimia. Y discute con Greyhne. Entonces ellas dos solitas entran al tubo sin avisarle a nadie. Ark no miró. Batallan también pero lo logran sin mayor complicación.

-¿Eh? ¿Qué hacen ustedes acá?- cuestiona Eltosian, curioso. Ellas no dicen palabra algunas. En cambio, juntan sus manos y se concentran bastante. La energía de sus almas fluye de una a la otra; el aire se hace más pesado y se cansan tantito. Después se sueltan y suspiran. Se regresan como si nada a donde están los que no han entrado.

-¡Abra cadabra!- entonan Vendimia y Greyhne al tiempo que hacen una coreografía muy graciosa y sin sentido. Todos los presentes quedan con una cara de What?

Del suelo, justo enfrente del tubo, surge un círculo azulado. Una luz emerge de este dibujo hecho por las sacerdotisas: un portal. El primero en entrar y sin hacer preguntas es Masaho, seguido de Angellore y el resto del equipo.

-¿Cómo lograron eso?- pregunta una curiosa paladina. ¡Puros curiosos y metiches en este grupo, además de raros! Ella es la más alta de las damas del grupo. Es más fuerte que Blood pero no tan ágil y flexible. Su cuerpo está entrenado al límite pero eso no le quita lo guapa que es: un largo y abundante cabello, suelto, que apenas a la altura de los hombros se tuerce en una trenza que llega hasta el trasero. Sus finas cejas tienen encima un casco hecho del cráneo de un demonio. ¡Es un cráneo del Baphomet grande! Se usa a modo de protección e intimidación. Ella misma lo despellejó, limpió y talló. Su piel, igual que cualquier buen espadachín, está quemadita. El cuello es algo grueso y su peto es de color azul con bordes y detalles dorados. Es una sola pieza. Ella, como está con raros, es rara: no muestra vientre ni mucho menos pierna. Lenneth toma en serio su profesión, y mostrarle puntos débiles al rival no es bueno. Usa una falda blanca gastada y algo descolorida, larga. Sus botas son del mismo color que su peto y también tienen detalles color oro. Son botas de metal que terminan en punta, graciosas. No usa capa. La considera un impedimento para desenvolverse en una pelea. Su voz también es la más ronquita de las damas del grupo.

-¡Secreto de sacerdotisas!- dicen al unísono y se ríen. Lenneth pone una cara de fastidio y suspira:

-Como es imposible que una sola persona haga puntos de portal en algunos lugares, fueron dos personas. Gastando más magia de la usual, debe ser posible guardar puntos donde no lo es.

-¿Si ya sabes para que preguntas?- interviene Ark, curioso. ¡Y dale con meterse donde no les llaman!

-Porque lo acabo de descubrir.

La paladina les guiña el ojo y entra al portal, esperando lo peor.

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Comentarios, por favor, que quiero mejorar xD

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #23 en: 05 de Marzo de 2009, 00:09:28 am »
lol, ¿Es una parte del 3?

En todo eso hay tres o cuatro de los míos. xDDDD
Nada escapa a los ojos del camaleón. Cuando te mire fijamente, sabrás que todo acabó.



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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #24 en: 05 de Marzo de 2009, 04:38:26 am »
lol, ¿Es una parte del 3?

En todo eso hay tres o cuatro de los míos. xDDDD

Es que estaba quedando muy largo D: así que mejor que sea el 3... y luego el 4, y acabo en el 5. ¡Opina, cabrón!

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #25 en: 05 de Marzo de 2009, 04:43:51 am »
Yo opino que te quiero :D

Mola mola, la historia tan guapa como tu (?) '-' xDD



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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #26 en: 07 de Marzo de 2009, 20:03:22 pm »
Ya te dije que estaba bueno xD Sabes que le falta tambien? Robots gigantes =o (?)


Cita de: Eryan
Valsione es mi favorita ù-u
Cliqueen ;3; http://www.richptc.com/index.php?ref=squallbrea

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #27 en: 12 de Marzo de 2009, 23:48:26 pm »
Robots gigantes desnudos? ....WTF <ahh xDDDD ahh lo que es estar aburrido D:


Cita de: Eryan
Valsione es mi favorita ù-u
Cliqueen ;3; http://www.richptc.com/index.php?ref=squallbrea

Dragonfang

Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #28 en: 05 de Mayo de 2009, 02:41:03 am »
LOL!

Me llamo fenryr y voy con espadas descomunales donde no caben (?)

Exelente! ahi va tu uppeada :3

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Re: Puño y espada. Capítulo 1, 2 y 3.
« Respuesta #29 en: 05 de Mayo de 2009, 06:56:33 am »
aparte del mundo bleach (mega-espadas donde no se pueden sacar) esta bien solo dire una cosa

EL LSD deja daños permanentes en la salud, pero a ti te hace bien asi que sigue usandolo (estoy pensando en copiarles y hacer la Historia de mi WS)