XatiyaRO
Comunidad XatiyaRO => Historias de personajes => Mensaje iniciado por: Bianco en 02 de Diciembre de 2009, 11:51:13 am
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Este tema es fruto de lo que ya comenté en sugerencias. Consiste en escribir un transfondo, y sin ningún protagonista, y los demás, vayais posteando como si fuérais personajes de la historia. Cabe decir que no quiero spam en este tema, es para que todos nos divirtamos, ya que la esencia de los juegos online, forma parte del roleo.
El tipo de "partida" por así llamarlo, será a lo Dungeons & dragons (no sé si habréis jugado, pero es algo parecido, cada uno con su personaje, sus stats, y sus cosas)
Tenemos la oportunidad de crear una historia al gusto de todos /hi
Normas:
- Evita hacerte el héroe, sólo haz cosas que estén dentro de la situación, no puedes llegar a un lugar lleno de orcos y de una hostia cargártelos a todos.
- Respeta siempre a los participantes. Puedes meterte en el papel y hacer como que tienes rencor hacia cierto personaje por algo en especial, pero no olvides que esto es UN JUEGO.
- Intenta narra la apariencia de tu personaje y cada acción que realice con el máximo detalle posible.
- Las batallas serán narradas, pero has de tener en cuenta que deben ser realistas. Puedes matar a un enemigo si le clavas tu lanza en el pecho, de un golpe, y no quitándole "media barra de HP". Pasará lo mismo con tu personaje. Ejemplo: Si eres un paladín, y llega uno con un estoque, y consigue clavarte su estoque gracias a que lo ha colado por el hueco de tu armadura, estarás gravemente herido, y tus acciones serán más torpes.
- El color de la narración será marrón.
No sé si estan claras las normas, pero si teneis alguna duda, vía PM.
Introducción
Un soleado día de primavera, en lo alto de una colina, se alza una vieja y angosta posada. Rústica pero con aspecto algo deteriorado. Algunas maderas incluso podridas por el paso del tiempo. Cerca hay un gran y majestuoso árbol que nada tiene que ver con el aspecto de la posada; es grande, con hojas muy verdes y brillantes, y un tronco resistente. En él, hay un viejo y desgastado pergamino clavado con oxidados clavos de acero.
"Se vuzcan mersenarios
Para má informacion ve a la pozada"
El pergamino tenía graves faltas ortográficas, por lo que el que la escribió carecía de cultura. Pero ahí estaba, meciéndose al viento y esperando ser leído por algún bravo aventurero. Por la lejanía llegan fríos vientos y se avecinan nubes de tormenta. No tardarán más de un par de horas en hacer presencia en el lugar.
El que vaya a participar, tiene que ir a la posada, y empezará el roleo. Jugad con la imaginación y haced como que pedís algo, os apoyais a un pilar, u os sentais en alguna mesa. Yo haré el papel de respuesta del posadero, así que paciencia xD
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Bueno, yo no tengo mucha idea de una partida de Dungeons & Dragons (nunca lo he jugado), pero como me gustan este tipo de historias algo intentaré hacer XD...
Es entonces que la figura de un forastero entra en escena, desplazándose lentamente, mostrando un cansancio bastante grande, seguramente derivado de una batalla en la que ha participado no hace un gran rato, pues, sus ropas, muestran numerosas rasgaduras y están llenas de polvo.
- Joder, cuanta hambre tengo…
Murmura con voz más o menos ronca, al tanto que una veloz ráfaga de viento húmedo predica el avance de la ya cercana tormenta.
- ¿Eh?, ¿qué es eso?
Musita para sí al pasar junto al árbol de particular tamaño y majestuoso aspecto, luego de percatarse del anuncio en él.
Así, andando con esfuerzo, debido a su creciente hambre, se sitúa a una distancia corta del pergamino, pues al parecer sufre de un defecto en la vista que le impide leer desde una mayor distancia.
- Se buscan mercenarios…
Musita con voz débil, entrecerrando luego sus ojos que enseguida se tornan blancos…
- Mier…
Parece comenzar a decir pero enseguida sufre una descompensación por culpa de su inaguantable hambre, lo que lo lleva a caer pesadamente sobre la tierra que termina de ensuciar su camisa blanca y sus pantalones de mezclilla.
Y así permanece, tendido en el piso, inconsciente.
¿Habría problema si le pongo distinto color al diálogo de mi pesonaje? (Lo que no sea diálogo lo dejaría color marrón).
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Pasa por allí un joven sacerdote de ropajes carmesíes y pelo rubio. Sus ojos de color escarlata ven una figura de alguien tendido junto a los pies del colosal árbol. Alertado, y con sentido de justicia, el joven sacerdote va corriendo hacia el cuerpo. Se agacha junto a él y lo observa.
- Menos mal... sólo está desmayado.
Mira hacia la posada, y ve en la puerta al posadero, calvo, y con ropajes deteriorados y mugrientos, desintiendo con la cabeza mientras se ríe y entra en la posada. El joven sacerdote coje el cuerpo tirado junto al árbol, ignorando el pergamino, y a duras penas, lo lleva en brazos a la posada. Allí, lo sienta en una silla y el sacerdote se sienta cerca, observando y esperando al momento en que despierte.
PD: Puedes poner el diálogo de otro color.
PD2: Los ojos de Bianco son rojos, ha de extrañarle a todo aquel que le mire a los ojos, es esencial para el transfondo de mi personaje xD.
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Una enfurecida horda de criaturas que parecen ser plantas con vida se abalanza en contra del luchador, quien, tomando con decisión y fuerza su pesada hacha elemental, arremete con todo su ser hacia sus enemigas, sabiendo que el desenlace de la batalla se acerca…
-¡Mueraaaan!
Exclama entonces, levantándose sorpresivamente del asiento donde momentos antes lo había dejado aquel desconocido pero al parecer bondadoso sujeto.
-¿Eh?, ¿dónde estoy?
Se pregunta enseguida, bastante agitado por el sueño que ha tenido y por encontrarse en un lugar desconocido.
-¿Q-quienes son ustedes…?
Inquiere ahora, mirando alternadamente al posadero y a la otra persona que está ahí, y, desconfiado por su naturaleza solitaria y avara, no pasa mucho tiempo antes de que dirija su mano derecha hacia su bolsillo, pues ahí aún guarda unas cuantas monedas de oro que, aunque pocas, seguro le servirán en algún momento.
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Los dos muchachos que entraron a la posada estaban siendo observados por una persona que estaba sentada en un taburete de la posada.
Llevaba un sombrero andrajoso, al más puro estilo Cocodrilo Dundee; su rostro tenía una barba bastante poblada y vestía con un poncho marrón decorado con diversos motivos icónicos. Sus brazos estaban al descubierto mostrando una musculatura ágil. Sus manos portaban uñas tan grandes que podrían confundirse con garras. Unos pantalones de tonos marrones y unas botas con desperfectos terminaban la vestimenta de tan curioso personaje.
- ¡Hmpf! ¡Grandiosa jarra de Hidromiel, como siempre, Posadero! -Dijo con voz áspera mientras volvía a dar otro sorbo, sin apartar la vista de los dos desconocidos que estaban ahí presentes.
No prestó demasiada atención al muchacho que se recuperaba de su desfallecimiento, pero otro detalle aun más inhóspito captó su atención: Los ojos de puro fuego que aquel sacerdote mostraba sin ningún pudor; el rostro de nuestro forastero entonces cambió de satisfacción a una mueca de inconformidad. Algo le estaba perturbando. ¿Serían esos ojos? ¿Tal vez tiene alguna cuenta pendiente con aquel sacerdote...?
De momento los mira de reojo mientras se termina su querida jarra de hidromiel.
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El joven sacerdote observa el gesto de la persona a la que ha rescatado, y frunce un poco el ceño.
- Tranquilo, soy sacerdote, no ladrón.
Observa toda la posada y la ve algo animada, mira al posadero, y ve que éste vuelve a reirse desintiendo.
- Pídele algo de comida a ese viejo zorro, seguro que tendrás hambre.
No se percata de la mirada indiscreta del que le observa.
Tened cuidado siempre con el post anterior, y aseguraos siempre del post que irá antes de tu respuesta, ya que nos podemos liar.
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- ¿Ein?
Responde aún fuera de contexto, pero volviendo poco a poco a recuperar la calma luego de percatarse que en su bolsillo aún están presentes sus tan atesoradas y escasas monedas.
- Em... perdón por haber reaccionado así, pero en estos días uno desconfía hasta de su sombra…
Agrega con una apenada mueca en su rostro, manteniendo, sin embargo, una disimulada mirada hacia el sacerdote, pues hay algo en él que no le termina de cuadrar.
“ Tal vez será su amabilidad tan desinteresada ”
Piensa por unos momentos, para luego, sin desaprovechar su gesto, por extraño que este le parezca, disponerse a tomar de nuevo asiento.
- Supongo que tienes razón. Responde.
- ¿Me podría traer un buen filete?
Dice ahora, dirigiéndose al encargado pero sin dejar de mirar veladamente a su salvador.
“ Esos ojos, sin duda este hombre no es lo que parece ”. Concluye para sí.
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El posadero mira al cansado viajero, reaccionando a la petición de la comida. Ríe con voz exagerada y descuidada, y se mete dentro de la cocina.
- Los jóvenes de hoy no aguantan ni la tos de un orco. -Dice desde la aparente cocina, resonando en la estancia.
Al cabo de un rato, sale de la cocina con un trozo de carne de aspecto poco apetecible, medio crudo. Lo pone en la barra. La igiene de la posada es bastante descuidada. El sacerdote se levanta.
- Yo me levanto, tú reposa. -Dice, con un temperamento apático.
A los pocos segundos se lo trae a la mesa, sin darle importancia al lamentable aspecto de la comida, y permanece en silencio a la espera de que empiece a comer.
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*Tac!* El sonido de la jarra contra la mesa pone fin al descanso de nuestro forastero, que se levanta y se acerca a la barra:
- Aquí tienes por la jarra de Hidromiel, anciano - Articula mientras arroja 4 monedas de oro sobre la mesa, cerca de la jarra.
Se acerca suavemente al muchacho que había pedido el filete, mirándolo con cierta lástima. Se pone a buscar entre los bolsillos de su andrajoso poncho, y saca de él un pote de color verduzco y se lo deja cerca del plato:
- Es una salsa hecha de especias de Rafflesia, te va a hacer falta con esa carne. - Le dijo, con una sonrisa casi burlona. Sin esperar a recibir respuesta, se dió media vuelta y comenzó a salir de la posada; sus botas hacían crujir la mugrienta madera de aquella posada.
- Podría cambiar las tablas del suelo al menos, grrr... - Pensó mientras arrojaba un mondadientes al suelo.
Al salir de la posada se quedó apoyado justo en el borde de la puerta, como si esperase a que alguien entrase...
... o saliese.
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De repente, empieza a llover, a llover a cántaros. A causa de ello, decide resguardarse bajo el árbol que hay allí al lado. Ve el papel que hay clavado en el tronco del árbol y lo coge para guardárselo en un bolsillo, pues la lluvia podría estropearlo.
Se gira y ve, al pie de la colina, un joven cazador corriendo hacia la cabaña. Pero hay algo más: detrás de él vienen un par de dinosaurios pequeños, afinando la vista vio que eran dos Novus. El cazador ya estaba a apenas unos 10 metros de él cuando se dio cuenta de que en el carcaj no llevaba ninguna flecha.
-¡No te preocupes, yo te ayudo!
A todo esto que se abre la puerta de la posada y sale alguien...
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Sin decir nada el muchacho contempla sonriente el plato recién servido.
Hm, hacia mucho desde la última vez…
Emana casi para sí mismo, tomando un viejo tenedor que venía junto al plato, para, luego de disponerse a comenzar con su comida, percatarse de la acción del otro sujeto, de quien no se habría percatado si no fuese por las palabras que ha pronunciado momentos antes.
Gracias.
Menciona en voz alta, sin preocuparse de si es escuchado o no, mientras toma cuidadosamente el frasco y, en vez de usarlo para su comida, lo guarda en uno de los tantos cinturones con bolsillos que lleva a los lados, pues desde muy temprana edad había aprendido a desconfiar de otros y, sobre todo, a que podía vender a extraños las cosas de otros extraños.
“ Esto podría ser bien pagado por algún despistado ”.
Se dice para sus adentros, para luego disponerse a comer el primer bocado de su comida.
Mientras tanto, el ambiente se inunda de aquel olor típico de la tierra mojada y el sonido de las gotas cayendo corta el momentáneo silencio de la habitación.
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Justo cuando decide salir por la puerta de la posada, ve a un nuevo sujeto luchando contra un par de dinosaurios bajo la lluvia:
- ¿Qué hacer? ¿Sentarme a ver el espectáculo o echar una zarpa? Hmm... - Meditó para sí nuestro extranjero. Decidió pues, sacar de entre sus harapos una ballesta personalizada por él mismo, y eligiendo cuidadosamente una flecha en particular, se dispone a evitar un posible drama.
Apuntando con calma, disparó con firmeza contra lo que parecía ser un Novus. La flecha se clavó contra el animal, en un esfuerzo vano de traspasar las duras escamas que posee un dragón. La criatura miró a quién le había disparado de forma amenazadora:
- Lagartija... hoy no es tu día de suerte. - Justo al pronunciar esa última palabra, en la flecha se accionó un pequeño dispositivo, del cual apareció una gruesa red de telaraña de Argos. Atrapada, la criatura no hacía más que patalear sin éxito.
El extranjero, tras ver que su artimaña había resultado éxitosa, esbozó una sonrisa de satisfacción. Dió media vuelta, sin importar lo que las otras dos personas pudieran hacer con el otro Novus. Guardó entonces la ballesta, no queriendo quitar toda la diversión a aquellos individuos.
Empapado y sucio por el barro, volvió de nuevo a la puerta de la posada como si nada hubiese pasado, a quedar absorto en sus pensamientos...
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Mientras, aún sentado frente a su comida, el muchacho de cabello moderadamente largo y marrón oscuro parece divertido por los sucesos que acontecen afuera del establecimiento, a unos cuantos metros de él.
Je, pobre chico.
Dice refiriéndose al recién capturado ser pues, por la actitud y palabras de su captor, es obvio que no le espera nada bueno.
De esa forma, y, sin dejar de lado su poco apetitosa pero ansiada comida, voltea ahora hacia su salvador, y, manteniendo su semblante risueño y despreocupado, pero a la vez un poco arisco le cuestiona:
¿Y…. cuál es tu nombre?
Para entonces dejar su tenedor junto a su plato, y esperar con cierta curiosidad la respuesta del sacerdote.
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El sacerdote escucha los ruidos de fuera, y observa desde su asiento la pelea, sintiéndose indiferente. Unos ojos sin muestras de aprecio, una expresión que no deja ver lo que hay detrás de ella.
vuelve su mirada a quien salvó del hambre algo extrañado, pero no deja de mostrar su expresión de indiferencia hacia lo que le rodea. Conciso y sin ninguna palabra más de lo necesario, dice con una voz tranquila:
- Mi nombre es Bianco.
Apoya sus codos sobre la mesa y cruza las manos entre sí, sirviendo de apoyo para que rostro. Después de observarlo detenidamente, Bianco decide cuestionar la misma pregunta.
- ¿Y tú cómo te llamas? ¿O acaso he de deciros "vos"?
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El humano esboza una leve sonrisa ante las reacciones de Bianco, pues a cada palabra que le escucha crece su interés en él y en lo que oculta.
- Van.
Responde, levantándose al mismo tiempo de su asiento, pues ha terminado su comida.
- ¡Posadero, traiga la cuenta!
Y, dirigiéndose de nuevo hacia el sacerdote, agrega:
- Esas monedas de hace un momento, me interesaban no porque fuera pobre.
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Entonces Bianco rápidamente contesta:
- Asumo pues que son objetos personales.
Después de decir esto, se da la media vuelta y sale de la posada. En la puerta, ve a cierto sujeto.
¿Nadie más quiere participar? Venga, animaos!!
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Lo mira irse para, luego de unos momentos, dirigirse hacia donde está el posadero.
Oiga, ¿cuánto le debo?
Pregunta nuevamente, pues aún no ha recibido respuesta del viejo, mientras tanto, el fenómeno climatológico de afuera parece agravarse cada vez más, dejando caer gotas más y más grandes, más y más pesadas.
“Supongo que si no se calma esta lluvia tendré que quedarme aquí….”
Piensa impaciente, pues al parecer tiene algo en contra de permanece en un solo lugar por mucho tiempo.
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En cuanto Bianco aparece por la puerta, hay un pequeño cruce de miradas entre el sacerdote y el forastero. Este andrajoso personaje no se lo piensa dos veces y agarra al clérigo por la chaqueta y, con violencia, lo estampa contra la madera de la pared de la posada:
- ¿De dónde has salido tú? ¿Cómo pueden quedar todavía de los vuestros...? - Gruñó el forajido, casi chirriando sus colmillos.
La escena se estaba agravando, tanto o más que la lluvia que resonaba en el techo del local.
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El sacerdote sigue con esa expresión apática que pondría nervioso a cualquier y mirándole a los ojos, responde:
- No sé quién eres ni de dónde vienes, pero si sabes algo de mis ojos, dímelo. Si no sabes nada, sal de mi vista, pues no hay nada en tí que atraiga me atención.
Después de esas palabras, el sacerdote agarra al extraño agresor por las muñecas de sus brazos y se libera de su agarre. Permanece quieto y firme a la espera de la respuesta de el extraño.
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Tsch…
Refunfuña el chico, pues el posadero se ha metido quien sabe en donde y, por si fuera poco, pareciera que el padre y el otro sujeto están bastante tensos.
“Maldición, tenía que caer aquí justo hoy que llueve tanto.”
Dice en su mente con enfado, pues, al contrario que una persona normal, que ayudaría a su salvador en una situación como la que está aconteciendo, el joven de avara personalidad se adivina arisco, solitario y algo apático con su prójimo, además, pareciera que el sacerdote desea ahondar en aquella situación.
“Lo mejor es dejar que sigan con eso, no hay porque meterse”.
Piensa, tal vez tratando de acallar la débil voz de la culpa que le resulta tan molesta.
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Aquel sórdido forajido sólo pudo pronunciar un gran suspiro ante las palabras de aquel miembro de la Iglesia:
- Te dejaré ir, por ahora... pero te estaré observando. - Le dijo sin quitarle la mirada de encima. Dejó en paz al sacerdote con afán de no formar una escenita, y se marchó por detrás de la posada. El ruido de sus botas resonaba en el fango mientras la lluvia rebotaba en su sombrero desgastado.
- Sé lo que eres, y no pienso quitarte el ojo de encima. Aunque tengo que hacer aquel encargo también... - Pensó para sus adentros.
Sin que nadie del local se percatase, trepó por encima de aquel majestuoso árbol y se abalanzó sobre el tejado del viejo hostal, para tener una mejor visión de la gente que decidía salir o entrar. Se colocó en pose de preparación, sacó uno de sus cigarrillos hechos de hojas de Muscipilar y lo prendió con una cerilla.
- Voy a disfrutar de esta cacería... - Se dijo a sí mismo, sonriendo.
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-¡Gracias!- le dice el joven cazador a su ayudante.- Te debo una.
-No hay de que.- contesta secamente.
El joven cazador se encoje de hombros y entra en la posada. En cambio, nuestro amigo decide quedarse afuera a pesar de que cada vez llueve más fuerte.
Se acerca a recoger unas escamas de los dinosaurios que quedaron y se las guardo. Al echar mano al bolsillo se acordó que guardó en el mismo el preciado papel. Intenta, mirando a través de las translucidas ventanas, averiguar como están las cosas adentro, pero no consigue distinguir nada.
Es en ese momento que escucha un fuerte porrazo en el interior de la cabaña
"Vaya, a esta gente le gusta la marcha. Creo que he tenido suerte"
En ese momento cae un rayo a lo lejos en lo alto de una montaña, iluminando al singular personaje bajo la lluvia. Con una sonrisa de oreja a oreja, decide esperar a ver que pasa... bajo la copa del árbol. No se percata de que hay alguien encima del tejado de la posada, que a su vez tampoco se ha dado cuenta de que él está ahí.
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El sacerdote tan sólo alzó la mirada al cielo y volvió dentro de la posada debido a la repentina lluvia, pero aún con aquellas palabras resonando en su mente. Además, se había percatado de que estaba siendo vigilado en ese momento, imaginándose que se trataría del foragido, pero le era indiferente. Bianco no le temía al peligro por una razón que le atormentaba más y más cada día. Y debido a aquellos ojos que parecían portadores de la mirada del mismísimo diablo, podía ver cosas que unos ojos normales no captarían a simple vista. Volvió a la mesa y se sentó cerca de Van, que era la única persona a la que más o menos conocía, pero en silencio, sin decir nada.
Ahí pensaba esperar hasta que la lluvia amainase...
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Entre tanto, el chico de pantalones de mezclilla y camisa blanca parece haberse dado ya por vencido, pues, por más que ha llamado, el encargado parece haberse esfumado.
Entonces, el ruido de la puerta y de pasos entrando por ahí llama su atención, al parecer un nuevo sujeto ha entrado en escena, y, el sacerdote que antes parecía querer irse, había vuelto, mas ahora sin la compañía del que momentos antes había derrotado a la lastimosa criatura.
Pensé que tenías prisa.
Enuncia con malicia, dando luego un suspiro bastante largo, pues, al verse varado ahí, sus planes han cambiado radicalmente.
Planeaba ir a Alberta, ¿y tú?
Cuestiona, no esperando sin embargo una respuesta de parte del chico de ojos extraños.
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En sacerdote sigue con esa expresión de apatía.
- Yo busco sólo una cosa... pero no sé dónde buscar.
Mira hacia fuera de la posada, por la ventana. La lluvia se refleja en el brillo carmesí de sus ojos mientras su mirada se pierde entre las nubes.
- Pero creo que ya sé quién puede ayudarme.
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Hablas de el tipo de hace un momento, ¿no?
Cuestiona Van, curioso hasta cierto punto por lo poco o mucho que pueda llegar a descubrir del padre en un día en el que prácticamente no se puede hacer otra cosa más.
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Le mira a los ojos.
- Sí, el extraño forajido de antes.
Agacha un poco la cabeza mientras observa su pie, y con este mueve un trozo de astilla que hay en el suelo.
- Aunque no entiendo bien a qué se refería con... "los vuestros"... -Decía, mientras sigue dándole golpecitos con el pie.
Levanta la mirada y vuelve a mirar a Van.
- ¿Qué asunto tienes en Alberta?
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- Solo necesito hablar con un viejo que vive allí.
Responde, y tras decir eso su mirada parece perderse por unos momentos en algún punto desconocido en el horizonte.
- Después de todo, dicen que no hace mal volver a tus inicios si tienes alguna duda.
Agrega entonces.
- Y, por lo visto, parece que tu situación es similar a la mía, ¿o me equivoco?.
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- Yo no vuelvo a mis comienzos... Simplemente los busco. -decía, aún dándole toques a la astilla.
Los truenos retumban cada vez más y más fuerte haciendo que el interior de la posada se ilumine con fuertes destellos.
- De todas formas, ese forajido dijo que me observaría...
Mira de repente a Van.
- Por cierto, ¿Qué habra pasado con los tipos de afuera? Aún no les he visto entrar...
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- Supongo que los habrá asustado lo que paso hace un rato, ya que como el posadero desapareció, me desesperé y golpeé una mesa.
Menciona para luego señalar una mesa al fondo que, sorpresivamente yace partida a la mitad.
- Pero creo que me pasé , je.
Comenta risueño, sin mostrar una preocupación verdadera sobre las represalias que eso podría causarle.
- Regresando a lo anterior, Bianco, yo que tu vigilaría mi espalda mas cuidadosamente, ese tipo de hace un rato no parecía precisamente inofensivo – ríe – basta con haber visto su frialdad con ese reptil para darse cuenta, pero en fin…
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- Había algo en ese hombre que no era precisamente maldad. -Esboza una sonrisa, borrando al fin esa expresión apática. -Será divertido tenerlo cerca, tal vez pueda serme "de ayuda".
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Era claro que ambos tenían ideas distintas, o, mejor dicho, que ambos habían percibido algo distinto en el ausente.
-Ya veo.
Se limita a responder.
- Por cierto, - menciona al recordar lo que lo hizo llegar a ese lugar - ¿hace un rato viste el anuncio de afuera?, tengo curiosidad de saber quién y para qué buscan mercenarios, ¿no sabes algo tu sobre eso?.
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- No he visto ningún anuncio de mercenarios.
Mira hacia la barra de la posada.
- Pero... podrías preguntarle al posadero, si es que te contesta.
Coge aire con fuerza y grita:
- ¡Eh, viejo, aquí te reclaman!
El posadero se asoma torpemente y derramando una olla que había cerca, alertado por el gripo.
- ¡Maldito crío! ¿Siempre eres tan ruidoso? En fin... ¿Qué querías?
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El gesto de Van se frunce un poco al ver la rápida reacción del posadero, ese que hasta ahora parecía haber sido tragado por la tierra.
"Tsch... jodido viejo, así que me estaba ignorando…"
Menta en su interior, para luego comenzar a preguntarse qué tipo de relación tendría Bianco con el posadero, pues, a primera vista parecía que al menos eran conocidos.
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Con la caida de un relampago se habre la puerta de un monmento a otro dando pase a un joven de pelo blanco y ojos cafe cubierto de una gabardina de color entre negro y rojiso pareciendo ocultar algo dentro, todo empapado por la lluvia mientras titubeaba por el frio que tenia solo podia decir
Fu-fu-fu-fuego, ¿donde hay fuego?
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El posadero se acerca a Van y da un fuerte puñetazo en la mesa mientras hablándole a dos palmos de su cara, echándole ese tan fétido aliento, el posadero dice:
- ¡Te he dicho que qué quieres!
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El muchacho no se inmuta ante el viejo, al contrario, su actitud poco amable y su falta de cuidado personal parecen recordarle viejos tiempos.
- Necesito saber, - menciona - si el trabajo de mercenario aún está disponible, - agrega, dando luego un fuerte golpe sobre la mesa para quedar en la misma posición que el viejo.
Entre tanto, justo cuando la tensión pareciera llegar al punto crítico, una nueva voz roba la atención de Van, al parecer alguien ha llegado buscando fuego.
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detenido por la sorpresa de quienes estaba ahi estaban discutiendo el joven de pelo blanco se quedo pensando un momento mirando los alrdedoresdes despues haciendo un esfuerzo por controlar su frio pudo decir
em... disculpen las molestias, ¿tendran por aqui una fogata, estufa o cobertores que pueda usar para calentarme? llevo un buen rato bajo la lluvia
esperando la respuesta de las personas que veia delante de el se dentenia para observalos y de pies a cabeza, pero deteniendo su mirada ante un sacerdote de ojos escarlata
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El posader esboza una sonrisa de satisfacción frente las narices de Van y le dice:
- Claro, sólo necesitamos hombres fuertes, ¿Eres tú lo que necesitamos?
Sin nisiquiera mirar al joven de pelo blanco que temblaba de frío, le señaló hacia el fondo de la posada, donde había algún que otro viajero calentándose las manos en una chimenea, y un bardo sentado en la esquina tocando una melodía para alegrar los ambientes.
El sacerdote tan sólo espera a ver cómo acaba la conversación sobre el asunto de los mercenarios entre Van y el posadero.
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Es así que el chico de cabello marrón oscuro levanta su diestra, apretando su puño con tanta fuerza que sus venas se sobresaltan.
- Fuerza es lo que me sobra. - Menciona con una maliciosa sonrisa. – Si me das un hacha puedo demostrártelo.
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Sin parar de oír golpes proviniendo del interior de la posada, el extranjero escuchaba atentamente las conversaciones que allí sucedían. En particular había captado su atención que Van y Bianco estuvieran interesados en la oferta de mercenarios, que el propio forastero había aceptado media hora antes de tomarse su adorada jarra de Hidromiel:
- Estoy deseando que se crucen en mi camino... - Dijo para sí mismo.
Las últimas gotas de agua resbalaban por su sombrero, a modo de gotera. La lluvia había cesado. Apagando su último cigarrillo contra el tejado de la posada, este andrajoso personaje acerca el oído para enterarse de la máxima conversación posible de esos dos individuos con el posadero.
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depues de ver el gesto del q creia era el posadero el joven de pelo blanco comenzo a adentrarse en la posada, antes de pasar de largo de las personas q veia se detuvo junto al sacerdote
podria hablar contigo un momento
sin dar momento para q respondiera paso al fondo de la posada a sentarse junto al fuego cubirendo con el abrigo rojiso un par de espadas y colocandolas en el suelo junto a el, dejando al descubierto su armadura plateada con marcas rojisas y cubriendo su brazo izquierdo comensaba a calentarse, mientras esperaba al sacerdote se quedo viendo el fuego
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- Pues pasa adentro, te explicaré los detalles. -Le dice el posadero a Van.
Mientras, Bianco se gira hacia el personaje que tenía curiosidad en hablarle. Se dirigió hacia él y mirando el fuego le contestó:
- ¿Qué quieres?
El fulgor de la fogata se reflejaba aún más en ese brillo escarlata de sus ojos.
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Él sigue entonces al posadero, manteniéndose, sin embargo, con cierto cuidado y prestando atención a sus alrededores, después de todo, él es muy desconfiado.
“ Espero que esto valga la pena”. Piensa.
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el joven de pelo blanco se mueve a su derecha un poco sin levantarse y sacando una pequeña botella en forma de ataud con un gravado de una cruz pronuncia al sacerdote
no es necesario que te quedes en pie sientate quisiera platicar un poco contigo en lo que el posadero habla con tu amigo
despues de dar un pequeño sorbo a su botella se la pone delante del sacerdote
¿quieres un poco? no tienes que preocuparte por la moral es vino que me dio un sacerdote hace tiempo
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- No me apetece, gracias.
El sacerdote gira un momento la mirada hacia donde se han ido Van y el posadero y vuelve la mirada en el joven de cabellos blancos.
- ¿Qué querías? Sé directo. -Dijo.
[El posadero]
El posadero le comenta a Van que hay una misión que cumplir. Necesita mercenarios para proteger a una joven que tiene que entregar un paquete a un famoso mecánico que, a pesar de su fama, trabaja en plena clandestinidad. El mecánico es Atom Heshlact, y vive en Eimbroch junto con su hija Milla Heshlact. Quien debe ser escoltada es Aleind, una joven de unos 15 o 16 años que no sabe ningún arte de defensa. Es decir, es una niña común y corriente. Deben encontrarse Aleind y Milla en un bar de Eimbroch que se llama [El rincón de Sain]. La recompensa es un millón de guiles (en el roleo supondría mucho dinero, pero recordemos, esto solo es roleo, no influye en el juego real, me refiero a donde jugamos con nuestros pjs. Esto solo es en el foro xD)
Ahora Van (Nitroplus) debe decidir si aceptar o no.
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Van esboza una enorme y avara sonrisa luego de oír al posadero.
- ¿Atom Heshlact has dicho? – menciona extrañamente interesado, - si de conocerlo a él se trata, no debo pensarlo para decir que sí, es famoso entre los que pertenecemos al gremio de Herreros -, agrega con cierta emoción, una que le recorre el cuerpo entero y lo hace vibrar, - Además, tal cantidad de dinero lo hace aún más interesante.
Sin embargo, es justo después de terminar de hablar que Van recuerda que está desarmado, cosa que no es conveniente para una misión con la dificultad que parece tener esta.
- Por cierto, viejo, ¿dónde hay una Kafra por aquí?.
Y yo que quería el dinero en el juego.....
(?)
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- El servicio Kafra no trabaja por esta zona. -Dijo el posadero. - Pero eso hace más interesante el viaje, ¿no?
El posadero se asoma a la barra y señala a Bianco. El saerdote se da cuenta de inmediato, pero ignora la seña, y el hombre dice:
- Tal vez deberías llevártelo. Tengo entendido que ese hijo del demonio busca algo. Hábla con él. Pásate mañana por la mañana y Aleind partirá contigo y con quien se ofrezca voluntario.
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- Hm, ¿así que no hay servicio de Kafra, eh?, - responde resignado, sospechando además que esa misión no parece ser “normal”, - Gracias por el consejo, intentaré hablar con él -, agrega luego.
De esta forma, el Herrero se encamina hacia Bianco, a sabiendas de que pudiera rechazar su petición, pues, por su aspecto y actitudes, no parece disfrutar mucho de la compañía de otros.
- Hey -, exclama sin importarle si interrumpe algo, - ¿Te interesa venir conmigo a una misión? -, adjunta secamente, esperando, sin embargo, que acepte la invitación.
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- ¿Adónde?
Van le cuenta la misión a Bianco, y el sacerdote muestra especial curiosidad al escucharla al completo.
- Está bien, puede serme útil.
Mira al chico de cabellos blancos.
- Aún no me has contado tu interés hacia mí. ¿Qué necesitas?
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- Partiremos mañana en la mañana, no lo olvides. – Luego de esto, el chico se retira, dejando a los otros dos solos.
- ¡Oye viejo, ¿tienes espacio para que me pueda quedar aquí?!
-
al no conseguir que el sacerdote bebiera guardo la botella y pensando se dijo maldicion, es precabido o tiene mucha suerte, de todos modos no me es conveniente dejarlo sin vijilancia, recuerdo haver visto alguien como el en algun lado... ¿pero donde habra sido eso?
cuando el joven hacia un esfuerzo por recordar se presenta el herrero junto al sacerdote y haciendo un esfuerzo por escuchar solo logra distinguir partes de la conversacion este herrero no inspira mucha confianza sin embargo no creo que lleven de aliados mucho tiempo je esto puede ponerse interesante
sacerdote tengo 2 cosas que pedirte, en primera se dice que los de tu tipo tienen poderes curativos, ¿podrias hacer algo con respecto a esto?
descubriendo su brazo izquierdo deja mostrar varias heridas de mordidas, no hay sangre pero el musculo se puede distinguir vagamente entre los agujeros de la piel
podria dejarselo al tiempo pero no quiero esperar 2 dias a tener mi brazo totalmente recuperado, y segudo... cambiando la mirada de su rostro despreocupado por una de un asesino a sangre fria ¿de donde vienes? ... es ovio que no provienes de esta zona y creo recordar a alguien como tu
-
Bianco tan solo tiene que alargar un poco la mano hacia la herida del joven para que sin tan siquiera pronunciar palabra se cierren las mordeduras repentinamente. Ese gesto dejó impresionado al herido, ya que para hacer un hechizo curativo de ese nivel hacía falta tiempo y concentración.
- No sé de dónde vengo, ¿Te vale eso como respuesta?
Mira hacia el fuego.
- Tendré que esperar a mañana.
La noche pasa tranquila y con el cielo despejado.
-
Tras una noche que a su parecer fue bastante corta, el forjador se levanta justo cuando el sol apenas comenzaba a anunciar su llegada al cielo, pues el rocío apenas empezaba a evaporarse de las plantas aledañas y las pocas aves que habitaban el lugar todavía no comenzaban su canto acostumbrado, así, tallándose el ojo izquierdo con la mano del mismo lado, a la par que lanza un gran bostezo, se dirige lentamente hacia donde el posadero le había indicado la noche anterior…
“Espero que ya estén allí”, - piensa aún medio dormido.
-
Bianco sigue sentado en el mismo sitio que cuando se fue Van, sin haber dormido en toda la noche, y sin mostrar signos de cansancio. Van se acerca a él atónito y Bianco le mira. En el momento que Bianco iba a hablar, una niña acompañada del posadero entró por la puerta, con una caja de madera de poco más de un metro.
- ¡Holaaa! -Saluda alegre la niña.
- Bueno, para el que vaya a aceptar la misión, ésta es Aleind, la encargada de encontrarse con Milla Heshlact en Eimbroch. -Dice el posadero, presentándosela a Bianco y a Van. -Y ellos son... bueno, ¡Qué demonios! ¡Que se presenten ellos! -Protestó.
La niña se acerca a Bianco, que estaba sentado en el mismo sitio que la noche anterior, y se pone a dos palmos de su mirada. Ante esto, el joven sacerdote, extraño, esboza en su rostro una mueca de interés, y pregunta:
- ¿Qué...?
Antes de terminar, la chica le dice:
- ¡Qué ojos más extraños tienes! ¡Pero me gustan! Son originales. - Se gira hacia Van. -Buah, y tú debes de ser el que aceptó la misión. -Se tapa la nariz. -A ver si nos damos un bañito, que apestas a sudor.
La niña se dirige a la entrada tan campante y enérgicamente dice:
- ¡Pongámonos en marcha!
La Posada se encuentra a las afueras de Geffen, así que el trayecto empezaría a partir del este de Geffen, hacia Eimbroch. Si no conoceis la ruta, luego posteo un mapa.
-
Van simplemente ríe tras escuchar lo dicho por la niña.
- La mercancía no debe reclamar por como huele quien la cuidará -, responde sin abandonar esa actitud despreocupada que casi siempre lo acompaña, para luego seguir a la pequeña, pues su misión acaba de comenzar.
- Vamos, no hay tiempo que perder -, les dice.
-
Un sudor frío recorre la espalda del misterioso extranjero, casi como si fuese una sensación de que se está produciendo cierto movimiento bajo sus pies:
- Agck, ugh... un nuevo e interesante día comienza. - Dice mientras es atacado por la tos mañanera. Aquel chamán de Umbala le advirtió de que si seguía inhalando vapores de Muscipilar sus pulmones se arrepentirían. Pero no le importaba:
- Si nadie consigue acabar conmigo, probablemente esto lo haga. - Dijo para sí, mientras sonreía. Había escuchado que sus rivales de recompensa iban con la mercancía en dirección Einbroch. Tenía que hacer algo para impedir que consiguiesen su objetivo, él necesita ese dinero.
Meditó durante unos minutos un modo de interceptarlos y dónde hacerlo. Nuestro viejo zorro esbozó una pícara mueca cuando dejó ideada su futura artimaña:
- Tengo que prepararlo todo, he de darme prisa. - Volvió a pensar para sí, mientras saltaba ágilmente desde el tejado de la posada.
Aquel harapiento personaje se perdió en el horizonte mientras daba la bienvenida al amanecer...
-
Y entonces este pequeño grupo de aventureros se lanzó a la aventura, comenzando su largo viaje. Mientras, en otro lugar, a kilómetros de Geffen, un cazarrecompensas asolaba los bosques de Payon en busca de Emveretarcons. Una vez hubo recolectado el número adecuado, se dispuso a regresar. Acompañado por su fiel Hunter Fly, Mos Kito, y cargado con un buen cargamento de Red Gemstones para alimentarlo durante el largo viaje que le esperaba, Valls el Zurdo apretó el paso, con apenas 20 Cartridges, para recorrer ese camino que tan bien conocía. Su ciudad natal le esperaba.
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No os inventéis mi parte de la historia ni me metáis diálogos hasta que yo diga, ¿vale?
-
durante la noche despues de que aquel sacerdote le curara la herida al joven de pelo blanco, se dirigio al posadero no para pedirle sino para exigirle unirse al grupo y acompañarlos, durante un tiempo y despues de haceptar la mision el joven de pelo blanco descanzo un poco tratando de recordar donde habia visto alguien con cabello rubio y ojos escarlata sin ningun exito, antes de que saliera el sol el joven salio de la posada dirigiendose al posadero los esperare a la salida de geffen y antes de ir a la salida de geffen paso a recojer un encargo en la torre de geffen una de sus espada habia sido modificada por un hechisero que vivia ahi, despues de tenerla y apenas saliendo el sol se dirigio a las afueras de geffen y se sento junto con su peco peco a esperar
a la distancia logro ver al sacerdote, el forjador y a la niña que tenian que protejer, al acercarse lo suficiente el joven les dice
valla casi no tardaron, el posadero tambien me contrato para este trabajo, no se si se los menciono despues de decir eso miro a la jovencita que debia protejer tu debes ser Aleind,despreocupado le sonrio si te llegas a canzar dime para que te lleve Bedibiere (el peco) dirijiendose al sacerdote con discrecion le susurra creo en lo que me dijiste ayer en la noche pero aun asi si llegaras a recordar te agradeceria que me lo dijeras
despues de un momento caminando el joven se dirieje a sus 2 compañeros de trabajo hasta el momento solo se el nombre de la chica asi que me gustaria saber sus nombres tambien
-
Y mientras estaban en estos diálogos, Valls el Zurdo apretaba el paso, pues quería llegar a Prontera antes del anochecer, para pasar allí la noche. Para evitar sobresaltos decidió evitar la conocida Isla de los Porings, pues no le interesaba gastar tiempo y balas en batir a algún que otro Angeling. Atravesó los bosques de Payon y rodeado de simpaticos Peco Peco se internó en el Desierto Sograt. Pasó sin sobresaltos ni contratiempos por el poco transitado camino, interrumpido solo por los aullidos de los Baby Desert Wolf, para llegar a los Campos del Sur de Prontera. A medio camino, notó algo extraño. Un inocente Chonchon merodeaba por estos parajes.
-¿Un Chonchon? - Se preguntó inquieto.
Picado por la curiosidad, comenzó a atacarle. Súbitamente, el inocente Chonchon se transformó en una inmunda bestia. Rápido como el rayo, Valls el Zurdo echó mano de las Fly Wings que siempre llevaba consigo para escapar de la ocasión. Ya solo le quedaban 4. Ya casi sin fuerzas, se internó en Prontera bien entrada la noche y llegó como pudo hasta la Posada, donde no se molestó en contar su historia porque nadie le creería. Simplemente pidió una habitación para una noche y guardó en la Kafra más cercana. Necesitaba descansar. Al día siguiente comenzaría con los preparativos.
-
- Antes preferiría saber el tuyo – son las duras y desconfiadas palabras que pronuncia el herrero ante la interrogante del recién llegado, pues, estando en una misión de este tipo , cualquier suceso puede ser un ataque disfrazado.
-
- Yo soy Bianco. -Dijo el sacerdotecon apatía, sin mirarle a la cara tan siquiera.
La niña se acercó a Bianco y se escondió tras sus espaldas, mientras decía:
- Ese hombre tiene espadas, no me gusta. Si me canso me llevará Bianco. -Dijo la niña.
El sacerdote reacciónó cambiando de expresión a una de incertidumbre en ese momento, sin protestar a la petición de la niña. Tan solo lo dejó pasar.
-
al escuchar las palabras de aquel forjador el joven de pelo blanco pronuncio rapidamente tratando de recompensar su falta de cortesia
ah lo lamento la mañana me tiene medio atontado, mi nombre es Zero y es un gusto en conocerte Bianco
despues de pronunciar su nombre dirijio su mirada al forjador esperando por una respuesta cualquiera
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- Soy Van – responde finalmente, manteniendo su distancia, - No perdamos más tiempo, debemos irnos - tras decir esto, el Herrero se dispone para comenzar la travesía.
-
despues de cierto tiempo caminando Zero se dirijio a Van por cierto ¿ya sabes que ruta tomar hasta Eimbroch? si vamos en linea recta nos podriamos topar con varios petite o kobolts unos cuantos no son problema pero si nos llegams a encontar a una manada podriamos tener problemas para protejer a la chica eso sin contar las emboscadas que podria haver y las geographer que se disfrazan en el ambiente
-
- El camino es muy largo, así que tendremos que hacer unas cuantas escalas en las ciudades que nos queden de paso – responde – ahí, podremos comprar algunas provisiones y, si llegara a ser necesario, curarnos de nuestras heridas, sin embargo, al menos el primer tramo del camino, no creo que sea un verdadero problema para nosotros tres, incluso si intentan hacernos caer en una emboscada… - agrega luego con seriedad para, justo después de terminar, dejar de caminar y voltear hacia sus compañeros - después de todo, estoy seguro de que los que aceptamos esta misión estamos acostumbrados al campo de batalla, y más aún, estamos consientes de el enorme riesgo que corremos, al menos yo, estoy dispuesto a arriesgar mi vida para proteger a “la mercancía”.- Son las severas y decididas palabras de aquel hombre que, a primera vista, pareciera solo avaricioso, pero que dentro de él mantiene una férrea convicción, aprendida desde Mercader, que lo hace comprometerse hasta las últimas consecuencias una vez que ha aceptado cualquier pedido.
-
Y en estas deliberaciones empeñaban el tiempo, aún indecisos, sin saber que camino tomar. Mientras, Valls el Zurdo ya lo había dispuesto todo para el viaje, que a su juicio no debía ser muy accidentado, pues conocía bien el lugar. Decidió tomar el camino más corto: todo recto hasta Aldebarán. Hidden Dungeon no debería ser demasiado duro de atravesar para un gunslinger de su talla, además tenía a mano un mapa que había adquirido en la biblioteca este de Prontera con el camino a seguir para atravesar el intrincado laberinto sin problemas. Con todo, se dirigió hacia el castillo de Prontera para comenzar su viaje. Atravesó todo el castillo, la zona de WoE y los campos posteriores, y se internó en el Hidden Temple. Había comenzado la mayor aventura de su vida.
-
en el momento que Van estaba en su discurso Zero no pudo evitar el asombro que demostraba pero la terminar de hablar la ultima palabra que dijo provoco en Zero una sonrisa que termino en risa jajajajaja, lo siento no pude contenerme; ¿no dejaras de tratar a la chica como un objeto hasta que terminemos la mision verdad? de todos modos me agrada tu determinacion y tu entrega al trabajo que se nos asigno; y bien cual es nuestra primera parada ¿Prontera? ¿o directo hasta Aldebaran?
-
- Me están pagando por cuidarla, así que para mí es como si fuese un paquete - menta cínico, sin poder evitar sonreir, aunque lo hace de manera casi imperceptible, después, atendiendo a la cuestión de Zero: - Respecto a nuestra ruta, ¿que les parece hacer la primera escala en Prontera?, hay algo que debo hacer ahí... -
-
me parece bien, podemos almorzar tambien ahi despues de un tiempo observando el paisaje se percato de un ave azul muy comun por la zona, luego penso para si mismo claro volar ahora lo recuerdo hay una ruta aerea con el sepelin de Izlude hasta Lightalzen de ahi solo seria medio dia de camino hasta Einbroch, pero primero tendria que investigar si ese tipo tiene un vuelo disponible es mejor que me guarde esto hasta llegar a Prontera
-
- Si, a mi me parece bien - responde - ¿Y ustedes que opinan? - menciona dirigiéndose hacia Bianco y, por primera vez, también hacia la chica a la que había de escoltar.
-
- Me parece bien. -Dice Bianco.
En ese momento la niña dio un brinco y se subió a los hombros de Bianco, haciendo que éste estuviera a punto de perder el equilibrio.
- ¡Yo quiero ir a la plaza comercial de Prontera, así que rumbo! -Dijo alegre la niña, como si de la jefa se tratase.
-
De esta forma, el grupo de aventureros y la pequeña se dirigieron hacia la capital de Rune Midgard, cruzando aquellos espesos bosques que rodean al conocido Mt. Mjolnir, que, pese a estar habitados por numeroso monstruos, enemigos típicos de los aventureros, no representaron una gran dificultad para el nivel de pelea actual que poseen los escoltas de Aleind.
- ¡Ja! - exclama emocionado el chico mientras sostiene una bolsa que parece estar bastante llena, - No recordaba lo fácil que resulta el caminar por esos lugares, y sobre todo, lo débiles que son los enemigos ahí… - menciona en un tono con el que normalmente una persona parece feliz, pero que, en su caso, solo significa que su avaricia está inquieta, pues sabe que pronto todos esos objetos extraídos de los enemigos serán recompensados por algún mercader, ya sea un tendero o alguno de sus compañeros de gremio.
- Chicos, necesito ir a hablar con la Kafra de esta ciudad - dice, - hay algunas cosas que debo sacar de ahí-.
-
-Pues si no están en mi almacén, ¿dónde habré dejado mis gafas, entonces? Me cachis en la mar...-
La Empleada Kafra miraba sonriendo lastimósamente a su clienta, una dulce anciana, sin saber qué decirle.
-Bueno, guapa, tú no te preocupes, que todavía no he perdido toda la visión. Ya las encontraré... uhm...-
La anciana, de ojos marrones, con el pelo blanco recogido en una larga coleta con un lazo azul, se encaminó distraida hacia la plaza, sin mirar por donde iba, y poco antes de chocar contra un poste, se percató de que no solo tenía mala vista, sino que además estaba mirando al infinito, sin fijarse por donde iba. Entonces conjuró una bola de fuego que empezó a dar vueltas a su alredeor.
"Ahora al menos no me tropezaré, espero..." Pensó mientras iba a sentarse en un banco junto a la fuente. Tenía que haber salido hace tres dias hacia Yuno, pero sin sus gafas le iba a resultar muy dificil ver el camino. "Yo y mi nefasta memoria, ¿donde pod...? ¡ah!"
Recordó que, hasta hacía unos días, había asistido como ayudante de cocina en el castillo, durante los días en los que uno de los empleados de Orleans estaba enfermo, y como las gafas le molestaban cuando tenía que mirar algo de cerca, como leer un libro de cocina o mirar de cerca si los ingredientes eran buenos, se las quitaba y las posaba sobre la encimera. Seguramente las había olvidado allí.
Se dirigió corriendo hacia el castillo, con la bola de fuego a girando a su alrededor. A pesar de sus canas, la mujer se encontraba en forma y era capaz de correr relativamente rápido, pero no se puede decir lo mismo de su vista, así que, al llegar al puente del norte, no fué capaz de evitar chocarse contra un herrero que acababa de salir del castillo junto a su grupo para entrar en la ciudad.
-¡Ay!- Exclamó la anciana al caer al suelo.
-
Es justo cuando se disponía a seguir su camino que, de la nada, una extraña mujer de edad avanzada choca violenta y sorpresivamente con él, tirándolo irremediablemente al suelo debido a la velocidad a la que iba.
- Auch… ¿qué demonios fue eso? – comenzaba a refunfuñar sobándose la cabeza con una mano, cuando, sorprendido, notó que su camisa se estaba incendiando, - ¡Joder!, ¿pero qué está pasando? - grita sin abandonar aún su sorpresa, casi arrancándose la camisa para lanzarla al suelo y pisarla y, de esta forma, evitar que el fuego se expanda, - ¿quién demonios eres? - cuestiona molesto, sin pararse a pensar que es una mujer mayor con la que pretende reñir.
-
-Mil perdones, jóven aventurero, esque tengo que llegar a Yuno lo antes posible y necesitaba mis... ¡oye! pero, ¿qué hora es?- Mira su reloj. -¡Vaya, si todavía es pronto!- Tras decir esto, se levanta y sacude su falda verde, de lana.
-Faltan varias horas antes de que salga el próximo vuelo desde Izlude, hay tiempo de sobra para comer. ¿Tenéis algo importante que hacer aquí? ¿Os gustaría quedaros a comer en el castillo? Tengo acceso a la cocina del propio Orleans, así que os prepararé algo bueno para compensaros por los desperfectos ¿qué os parece? De verdad que me encantaría tener a alguien con quien charlar durante la comida en ese lugar, porque ese engreido de Orleans... no, ese no sirve para mantener una conversación, no señor...-
Tras sus últimas palabras, la anciana negaba con la cabeza en señal de desaprovación, esperando a que el grupo de aventureros le contestase.
-
Ya se disponían a marcharse cuando aterrizó de la nada delante de ellos Valls el Zurdo. Había olvidado comprar Fly Wings, y ante una emboscada de Hunter Flys y por temor a herir a Mos Kito por error, decidió usar una de sus Butterfly wings. Sin más, se dirigió al sorprendido grupo:
-Buenas noches, caballeros-les espetó, sin importarle realmente la hora que fuera.
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Ya podéis meterme diálogos /sad En serio, me he tenido que rallar un montón la cabeza para encontrar una forma simple de saliros al paso /err
-
despues de llegar a Prontera Van se separo de Bianco y Zero
bueno, creo que nos separaremos por un momento, Bianco ya que por alguna razon le agradas a esta niña por que no la cuidas un rato dijo que queria ir al mercado de prontera vallan yo tengo que ir un momento a izlude creo que puedo pedirle al piloto del zepelin que nos de una ayudada con el viaje hasta Einbroch regreso a la hora del almuerzo los vere en la posada central junto a la herreria ya pedi a un guardia que nos apartara unas habitaciones
despues de decir esto Zero se puso en marcha a Izlude con su peco peco Bedibiere despues de arribar a Izlude se propuso a encontrarse con el piloto que ya hace tiempo conocia
je ese tipo ya debe estar hecho un esperpento, creo que puedo convencerlo sin tener que ofrecerle uno de mis ocho vinos especiales
el llegar a la estacion del zepelin a Zero le sorprendio que no se encontrabe su viejo conocido sino una chica de pelo rubio y traje verde
disculpa, ¿se encontrara el viejo Screch por aqui?
perdona mi padre muerio hace 7 meses y ahora soy yo la que opera el zepelin, eres Zero cierto hace tiempo escuche de ti tu fuiste uno de sus ultimos pasajeros a Yuno
asi es perona por lo de tu padre no lo sabia he estado en la parte norte del continente mucho tiempo que no sabia nada de esta parte, perdona que te lo pida podrias llevarme a mi y a unos compañeros a Lightalzen necesitamos llevar a una persona hasta Einbroch
Claro como negarme ante uno de los viejos conocidos de mi padre, solo que el siguiente vuelo que tengo programado sale mañana en la mañana te estare esperando para salir asi que no te vallas a demorar
te lo agradesco mucho
saliendo rumbo a Prontera nuevamente para comentarle a sus compañeros de viaje sobre la ayuda que habia podido conseguir ya estaba atardeciendo sin embargo podria llegar a la posada a tiempo para la cena esperando que sus compañeros se hallan reunido ahi
bueno ya acomoden sus llegadas a la posada para que nos vallamos todos en el zepelin
-
No lo vayan a tomar a mal, pero, les agradecería, que trataran de evitar en la mayor medida posible describir acciones de personajes que no son suyos (solo háganlo cuando sea absolutamente necesario), y que traten de tomar en cuenta a todos los que participamos, pues la situación ha quedado un poco rara ya que inicialmente estaba con Zero y Bianco, luego me golpeó Suvid (hasta ahí todo normal), luego llegó Valls y nos saludó, pero según Zero ya no estábamos juntos, yo me había ido por mi lado y solo quedaban... ¿Bianco y la niña?. (Todo esto según como me lo dan a entender).
Recalco, NO lo vayan a tomar a mal, pues esto simplemente lo menciono porque es algo complicado rolear siendo delimitado por otros, y si, yo corté toda la parte del camino hacia Prontera pero solo porque nadie había mostrado intenciones de hacer algo en los turnos anteriores (me refiero solo a los que inicialmente formamos el grupo, a The Fool y Valls no los tomé en cuenta puesto que ellos iban por su propio camino y no mencionaron tampoco nada sobre la parte que corté).
De cualquier forma, hablaré sobre esto con Bianco cuando lo vea on.
Igual, si en mis turnos no me doy a entender lo suficientemente bien y les llego a causar alguna confusión, háganmelo saber para no darles problemas a la hora de redactar.
Van observa al recién llegado pero no le da respuesta alguna, puesto que pretende seguirle reclamando a la mujer, entonces le dirige a la que lo ha tumbado aquella mirada tan típica de él, esa mirada que solo denota su molestia, - Supongo que me lo debes - reniega un poco más tranquilo, pues, a pesar de su desconfianza hacia la gente, aquella anciana le parecía un poco distraída pero también interesante, y, como buen mercader, él no podía rechazar una invitación así.
- Iré contigo – responde finalmente – Pero antes, ¿me podrías decir tu nombre? -.
-
despues de llegar a Prontera Van se separo de Bianco y Zero
bueno, creo que nos separaremos por un momento, Bianco ya que por alguna razon le agradas a esta niña por que no la cuidas un rato dijo que queria ir al mercado de prontera vallan yo tengo que ir un momento a izlude creo que puedo pedirle al piloto del zepelin que nos de una ayudada con el viaje hasta Einbroch regreso a la hora del almuerzo los vere en la posada central junto a la herreria ya pedi a un guardia que nos apartara unas habitaciones
despues de decir esto Zero se puso en marcha a Izlude con su peco peco Bedibiere despues de arribar a Izlude se propuso a encontrarse con el piloto que ya hace tiempo conocia
je ese tipo ya debe estar hecho un esperpento, creo que puedo convencerlo sin tener que ofrecerle uno de mis ocho vinos especiales
el llegar a la estacion del zepelin a Zero le sorprendio que no se encontrabe su viejo conocido sino una chica de pelo rubio y traje verde
disculpa, ¿se encontrara el viejo Screch por aqui?
perdona mi padre muerio hace 7 meses y ahora soy yo la que opera el zepelin, eres Zero cierto hace tiempo escuche de ti tu fuiste uno de sus ultimos pasajeros a Yuno
asi es perona por lo de tu padre no lo sabia he estado en la parte norte del continente mucho tiempo que no sabia nada de esta parte, perdona que te lo pida podrias llevarme a mi y a unos compañeros a Lightalzen necesitamos llevar a una persona hasta Einbroch
Claro como negarme ante uno de los viejos conocidos de mi padre, solo que el siguiente vuelo que tengo programado sale mañana en la mañana te estare esperando para salir asi que no te vallas a demorar
te lo agradesco mucho
saliendo rumbo a Prontera nuevamente para comentarle a sus compañeros de viaje sobre la ayuda que habia podido conseguir ya estaba atardeciendo sin embargo podria llegar a la posada a tiempo para la cena esperando que sus compañeros se hallan reunido ahi
bueno ya acomoden sus llegadas a la posada para que nos vallamos todos en el zepelin
Este post no es válido en la historia. Intenta no describir acciones tan repentinas, que nos lías xD.
Aleind, sin importar lo que opine el grupo, tan sólo se dedica a decir:
- ¿Qué importa el nombre? ¡Aceptamos encantados su propuesta, señora!
Mientras, para sus adentros piensa: Ya era hora de comer algo en condiciones...
-
Ahora, a quien el herrero mira con molestia es a la niña, pero, ya que el también había aceptado con anterioridad lo deja pasar.
- Hola - le responde ahora si, por educación, pero de forma algo seca al recién llegado, mientras espera que alguno de sus otros dos compañeros haga o diga algo.
-
-Errr, ¿he oído comida? No sabía que aquí se pudiera elegir donde comer-contesta Valls el Zurdo.
-
Y sigo observando desde la ditancia.
No me pierdo un solo detalle de cada una de las fichas que entran en acción en el juego: Ese herrero brusco tan creido de si mismo; Ese tipo con armadura fatigado y herido; Ese sacerdote que esconde un secreto tan enorme. Admiro la forma en que ocurren las cosas, como el posadero sin pretenderlo ha dado comienzo a un destino predeterminado.
No hago mucho caso de sus presentaciones y me dedico a seguir observando, a varias decenas de metros, desde la cobertura de unas rocas y con la lluvia cayendo sobre mi. No ocurre nada especial en la noche. Cuando el tipo de la ballesta parte decido prepararme para comenzar el viaje. Un largo camino en soledad mientras les sigo la pista y espero para que llegue mi turno para intervenir.
Observo interesado la llegada del pistolero y el encuentro con la supuesta vieja. No me esperaba volver a encontrarmela tan pronto. Dos nuevas fichas en movimiento. Lanzo un Detect para confirmar mis presentimientos y descubro que el sacerdote y la vieja poseen grandes poderes, que el herrero arde con un fuego interior insolito y que el pistolero es algo fuera de lo comun.
La emoción de lo que nos espera me embarga. Mi pequeño amigo me mira con indecisión, pidiéndome permiso para intervenir y con un leve cabeceo lo dejo marchar al castillo de Orleans, donde les preparará una leve diversión. Quiero comprobar si mi antigua compañera de estudios sigue consevando esa chispa que tenía.
Me quedo esperando que terminen sus presentaciones y se dirijan al castillo, para seguirlos y no perderme nada de lo que ocurra.
-
Pregunta: ¿Puedo "manejar" a NPCs introducidos por mí?
Al sacerdote -No, no, sí que importa. Soy Dña. Sophine. Y ¿cuáles son vuestros nombres? y ¿qué os trae a la ciu...? Bueno, ya tendremos tiempo para presentaciones, ahora venid conmigo, por favor...- "Oh, ahora que lo pienso, sobró bastante en la cena de anoche, pero ¿qué hago con ello? me da lástima tirarlo, y no se lo voy a dar a esta buena gente...uhm" -...¡Tú, el pistolero ¿quieres venir?-
Tras recibir la respuesta del pistolero, les hace un gesto para que la sigan, y, sin mirar atrás, baja a la cocina del castillo y recoge algo en la encimera.
-¡Aquí están mis gafas!- En lo que prepara los instrumentos de cocina y reune las especias, y algunos ingredientes como patatas, zanahorias, carne, alas de murciélago, lenguas de reptil, melocotones duros como piedras, o champiñones, lanza una pregunta -Mientras hago esto ¿qué tal si me decís vuestros nombres y lo que os trae a ésta ciudad?-
-
-Oh, por supuesto que quiero ir. Me llamo Valls el Zurdo, y me dirijo a Einbroch, mi tierra natal, a hacer algunas granadas.
-
Uhm... bueno, interpretadlo como que Valls me contestó en la calle, y me dijo su nombre una vez ya estábamos abajo, en la cocina.
Lo que yo pretendía era seguir con mis acciones independientemente de su respuesta (iba a bajar a la cocina tanto si decía sí como si no), para no tener que hacer dos post y que ésto no transcurriese demasiado lento.
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Tranquila, puedes interpretar otros npcs. Yo ya he interpretado al Posadero, a Aleind (La niña que viene con Van y conmigo) y a mi mismo. Tú solo dale a la imaginación. Lo que no quiero que pase es lo de antes (Me refiero al post de zero). Mientras eso se respete, todo bien.
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ok mi cualpa no deje muy claro que me separaria de ustedes al llegar a prontera
me parece bien, podemos almorzar tambien ahi despues de un tiempo observando el paisaje se percato de un ave azul muy comun por la zona, luego penso para si mismo claro volar ahora lo recuerdo hay una ruta aerea con el sepelin de Izlude hasta Lightalzen de ahi solo seria medio dia de camino hasta Einbroch, pero primero tendria que investigar si ese tipo tiene un vuelo disponible es mejor que me guarde esto hasta llegar a Prontera
y la verdad no lei bien como iban hasta ahora pense que Van ya habia tomado encuenta que me separe antes de que se tropesara con la ancianita solo trate de hace un flas back para dejar remarcado que me habia separado por eso termine enredando de mas
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Tranquila, puedes interpretar otros npcs. Yo ya he interpretado al Posadero, a Aleind (La niña que viene con Van y conmigo) y a mi mismo. Tú solo dale a la imaginación. Lo que no quiero que pase es lo de antes (Me refiero al post de zero). Mientras eso se respete, todo bien.
¡Ah, la niña! ¡Ella quería ir a la plaza comercial! ¿Qué harás con ella? D=
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depende de Bianco el la maneja y bueno ya nos desviamos mucho sigan con la historia cuando vea la oportunidad me incorporo de nuevo y pues les sugiero lo del zepelin para agilisar el viaje
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depende de Bianco el la maneja y bueno ya nos desviamos mucho sigan con la historia cuando vea la oportunidad me incorporo de nuevo y pues les sugiero lo del zepelin para agilisar el viaje
Bien, entonces te separaste del grupo ¿no? Jope, pues no lo dijiste en ningún momento.
-
Bianco, por favor, haz un post recopilatorio porque esto se sale de quicio.
-
La viejita anda acompañando a todos al castillo, creo. Menos zero k se separo del grupo.
Creo k la niña keria ir a la plaza comercial pero entre el encuentro con Valls y Sophine pues como k se cambian de planes y marchan todos a comer al castillo.
Por otro lado mi psj les sigue y su "amiguito" ya debe rondar en el castillo peparando una sorpresita...
Asi creo k va, pero mejor esperar confirmacion de Bianco.
-
-¿Quién anda ahí?- Dice una voz desde la puerta de la despensa -¡Oh, buenos días, Madam Sophine, ya veo que volviste a por tus gafas. ¿Quién es ésta gente?-
-Hola, Charles, son mis invitados. Tengo permiso para venir hasta que me vaya ¿no? Pues les invito yo-
-¡Ja ja ja! No te molestes por ello, ya que aquí, en Prontera, en esta época del año, apenas hay festividades. Se consume poco ahora.-
-¿Y?-
-Lo que quiero decir, querida Sophine, es que tenemos provisiones de sobra, y si no se consumen se a echarán a perder. No es que me guste dar las cosas de forma gratuita, faltaría más, pero, si el destino de lo que estás preparando iba a ser el de pudrirse en la despensa, ¿qué mal nos hará que su destino sea llegar al estómago de esta... de estos caballeros?-En su pausa, Orleans mira al grupo de reojo, sin mirarles demasiado, iba a decir "de ésta gente", pero se muestra cortés aunque está viendo un grupo recién llegado de la calle que viene apestando y posiblemente a ensuciar su cocina.
Además, supongo que ésto te servirá para prácticar todas las cosas que yo, el fabuloso Charles Orleans, te he enseñado ¿verdad?
¡Oh, sí, caballeros, yo, aquí presente, soy el increible Orleans! Y ésta comida que Doña Sophine va a serviros no es algo que podais comer todos los días, pues ella ha recibido clases del extraordinario Orleans. Con mis conocimientos, hasta el más patoso puede llegar a hacer platos para chuparse los dedos hasta el codo, y no me gusta perder el tiempo dando clases, así que comed despacio, porque es la única oportunidad de vuestras vidas de disfrutar verdaderamente de la cocina de alguien enseñado por mí. No es lo mismo porque no lo estoy cocinando yo, el fantástico Orleans, pero seguirá siendo exquisito.
-Oye, Bianco, ¿quién es ese Orleans?- Preguntó Aleind.
-¿Que quién es Orleans, dices? Mademoiselle, ya eres bastante mayor para saber que el gran Charles Orleans, es decir, yo, es el mejor cocinero que jamás se haya visto en el reino, ¡y quizá en todo el mundo! Cuando comenzé con esto de la cocina tendría 5 o 6 años menos que tú. Desde luego, fuí un niño prodigio. Sin ir más lejos, Tristam III me contrató cuando tenía tu edad, y ya me llamaban "Charls, el magnífico". Al poco tiempo de ello, bla bla bla, y entonces patatí patatá y bla bla bla, pero ocurrió que bla ble bli blo blu, claro, todo por mis méritos. Y después, a mí, al admirable Orleans, se me ocurrió que ding dong dang, y bla bla bla bla bla..........(etc & etc)
Creo que le he exagerado un poco ._.
Ah, imaginaos a Charles con brillitos alrededor, como en el juego ¿eh? xD
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Disculpen la tardanza x_x, estos días he andado algo ocupado.
El herrero le dedica al presuntuoso hombre una muy obvia mirada de desprecio, pues el odia a la gente que se comporta como ese tipo.
- Soy Van - dice luego de un rato, respondiendo a la pregunta de Sophine, - Solo estamos de paso, pues vamos camino a otro lado – agrega, tratando de no dar demasiada información, pues, pese a que aquella mujer se muestra amable con ellos, nada descarta que se trate de una trampa o algo por el estilo, todo esto lo dice, además, ignorando completamente al chef.
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Aprovecho la distraccion de Orleans para infiltrarme y buscar una buena posicion desde la que observar los acontecimientos sin que mi presencia se haga notar. Mi amiguito debe tenerlo ya todo preparado y tan solo es esperar que se sienten a desgustar tan "exquisitos manjares" para que el espectaculo de comienzo.
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- Sí, sí, esto me vale... - Dijo el harapiento extranjero mientras sujetaba unas mercancías en su mano.
- También necesito unas 10 flechas de Oridecon, de unos 50 centímetros. - Volvió a decir, mientras el mercader apuntaba en su libreta.
- Un rollo de alambre de espino, y unos guantes especiales... para manipular alambre. - Acabó diciendo con la mirada fría.
- Reforzando la seguridad de la casa, ¿eh? - Mencionó el mercader, contento de la venta que estaba a punto de realizar.
- Sí, ya lo creo... - Respondió nuestro andrajoso personaje, con una gran sonrisa en la cara.
Arrojó unas cuantas monedas de oro en la mesa del comercio, pensó que serían suficientes para pagar su compra. Mientras el mercader las cogía y las contaba, el cliente además cogió unas botellas de cristal y las metió en su poncho sin que el dueño se percatase.
- ¡Gracias por su compra, vuelva pronto!
- Descuida, lo haré... - Dijo, mientras se recolocaba disimuladamente el poncho al marchar del pequeño establecimiento.
Subió por las escaleras para salir del lugar, y por fin la luz impactó en sus ojos.
- Hmpf, detesto la luz negra que inunda Morroc... - Se dijo para sí con un tono que denotaba insatisfacción.
Morroc le agradaba mucho, era un pueblo lleno de comercio, pero al mismo tiempo muy tranquilo. Pero desde que despertó aquel mal arcano, la ciudad había pasado a ser un depósito de ruinas de tamaño colosal. El comercio seguía existiendo, sólo que los más grandes rufianes y estafadores eran los nuevos habitantes de las ruinas.
Examinando cuidadosamente las botellas de cristal que había robado, se percató de que se trataban de un fuerte veneno a base de lantana,
llamado Pyrexia.
- "Al entrar en contacto con el cuerpo o penetrar por las vías respiratorias, provoca alucinaciones y contusiones cada cierto tiempo."
Puede serme útil para mi encargo, desde luego. - Añadió, mientras leía el reverso de las botellas. Repasó mentalmente todo lo que tenía para llevar a cabo su emboscada:
- 10 Flechas de Oridecon, el mineral más estable del mundo conocido.
- 100 Flechas normales, con compartimentos especiales para alojar sorpresas.
- 3 Botellas de Pyrexia.
- Un frasco conteniendo gasolina.
- Guantes.
- Esposas.
- Alambre de espino.
- Hachas pequeñas.
- Gladys, mi Ballesta.
- Mis puños.
Según sus contactos, ahora mismo el grupo se alojaba en algún lugar de Prontera, así que puso rumbo para allá. Aceleró el paso, pero no podía evitar esbozar una ligera sonrisa ante lo que estaba por llegar. Su corazón palpitaba de la emoción.
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El lunes que viene volveré a conectarme a diario y seguiremos el post. He estado ausente las navidades, así que no he podido participar. Perdon por las molestias xD
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El largo discurso de Orleans duró el tiempo justo para que Sophiné terminase de hacer la comida y pusiese todo en una gran mesa. Eran platos muy extraños. Una especie de ensaladilla de alas de murciélago dentro de una calabaza, una sopa de lenguas, tentáculos con especias bañados en tinta de calamar... no, no se veían muy apetitosos, pero olía tan bien que daban ganas de meterse los dedos en la nariz para coger el aroma y chupárselos. El pastel de melocotón que había de postre sí tenía buena pinta.
- Bueno - Dice Sophine - Entonces tú eres Valls, tú eres Van, la pequeña es Aleind... entonces tú debes de ser Bianco ¿verdad?, al menos así es como te llamó la pequeña hace un momento ¿no? - En ese momento, la anciana, ya con los gafas puestas, se fijó en los ojos de Bianco - ¡Dios mío, esos ojos...! -
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Ya casi es el momento... espero que mi pequeño amigo cumpla con su deber. Ahora mismo están todos atentos a la comida y han comenzado con la tipica charla. En breve se podrá ver si son las personas adecuadas para lo que está por venir.
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Y del grupo inicial de viajeros, es Van el que pronto se aproxima al extraño banquete, restándole importancia a lo que pasa a su alrededor, pues solo puede oír a su estómago en estos momentos.
-¡Buen provecho!- se auto desea, para enseguida comenzar a devorar literalmente aquella comida de sabor y aspecto poco comunes, - oiga señora, esto en verdad sabe bien – menciona al poco tiempo de haber comenzado, sin dejar de comer mientras habla.
-
Bueno, ya puedo volver a conectarme, así que sigamos. El grupo está actualmente en el castillo Orleans con Sophine y los demás si no me equivoco, y hay uno acechandonos si no entendí mal. Seguiremos esa pauta para continuar con nuestra peculiar pero interesante historia :3
Ahí voy:
Van y Aleind comían con ganas esos extraños manjares, pero Bianco decidió mantenerse al margen. Parecía que el hambre no ceñía aún sobre él, a pesar de tan largo camino recorrido, y se limitó a contestar a la mujer que había quedado atónita al ver los ojos del joven sacerdote.
- ¿Sabes algo de mis ojos?
En ese momento la pequeña Aleind se acercó a él y de un brinco se enganchó en su espalda, con un muslo de "algo" en la mano.
- Vamos, canijo, tú también tienes que comer.
Bianco giró la mirada a un lado e hizo caso omiso de la pequeña, pero esperaba aún la respuesta de aquella mujer.
-
La pregunta de Bianco no era lo que Sophine se esperaba. En realidad, se decepcionó vagamente porque no era lo que pensaba. Tampoco pudo evitar sentirse culpable porque quizá le dió falsas esperanzas al chico que buscaba una respuesta.
-...¿Que... si sé algo de tus ojos, dices?... Pues... pues en realidad... era yo quien quería preguntarte cómo habías conseguido, siendo tan joven, utilizar la magia que trabaja en los genes. Sí, esa con la que puedes cambiar el color y la forma del cabello, la suavidad de la piel, la velocidad del metabolismo, y otras cosas. ¿sabes cuál te digo?
Pero es tán dificil, tán peligroso y requiere tanta precisión y tantísimos años de práctica, que en toda mi vida sólo he conocido a una persona capaz de dominarla. Tenía 98 años cuando lo logró, tras 8 décadas practicando. Era profesor Academia de Magia Schweicherbil, como yo. Murió hace poco: falló cuando intentó prolongar su esperanza de vida...
-
El joven se queda en silencio después de escuchar la respuesta y dirije su mirada a los ojos de la mujer y dice:
- Lamento decirte que no se nada de eso. Si por mí fuese, no tendría estos ojos. -Dice, mientras aprieta su puño con fuerza en señal de resentimiento. -Son como una maldición...
Los demás comen y hablan, ignorando la curiosa conversación de la mujer y el sacerdote.
-
El herrero entonces hace su plato a un lado, dejándolo junto a algunos más en los que antes había comida que él mismo había devorado.
- Uff, eso sí que estuvo bueno -, comenta en voz alta mientras se da unos leves golpes en el estómago, señal de que ha comido lo suficiente y ahora está satisfecho, luego de unos minutos se levanta de la mesa y se dirige a donde Bianco y la anciana se encuentran conversando, pero sin prestar atención a lo que dicen, - Oigan, debo salir un momento - menciona sin fijarse si interrumpe y no esperando respuesta alguna, pues enseguida se encamina a la salida.
-
Entonces el pequeño devirucchi salta en medio de la mesa con una enorme sonrisa estampada en su cara. Todos quedan parados mirandolo estupefactos y preguntandose sobre el personajillo. De repente lvanta una mano y un pequeño tridente aparece entre sus dedos y con una leve inclinacion comienza a hablar:
- Falta gente, falta gente. No importa, ¿podreis? El maestro me dijo que interviniera y yo intervengo, sí, sí.
Entonces entona un cántico casi inaudible y el salón se estremece. Las copas comienzan a volcarse y en el barullo el pequeño desaparece. Comienzan a oirse llantos y aparece una docena de Whisper a través del suelo y de las paredes. Estos comienzan a danzar alrededor de la mesa y unen sus llantos, con lo cual aparece un Giant Whisper del techo. Tras unos breves segundos se abalanzan sobre todas las personas presentes en el comedor.
Detras de las cortinas, en un rincon, un sonriente hechicero espera la reaccion de los supuestos aspirantes ante situaciones imprevisibles, esperando no tener que intervenir pero dispuesto a socorrerlos si los ve demasiado verdes.
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Una bandada de whispers se avalanza sobre la pequeña Aleind. Bianco, a pesar de su apatía general, no puede evitar como acto reflejo interponerse entre ella y las sombrías criaturas como escudo para protegerla. Cierra los ojos, la abraza, y sin que nadie tuviera tiempo a reaccionar, Bianco emitió un fuerte destello que iluminó toda la sala, y cegó a los presentes. Los whisper que se aproximaban a los dos jóvenes desaparecieron y el resto, junto al deviruchi, quedaron algo asustados, pero la criaturita diabólica no prescindía de valor como para quedarse de brazos cruzados.
(Dejo a Daikur que deje actuar al deviruchi. Ten en cuenta que lo del destello ha sido involuntario. Bianco esconde muchas sorpresas xD)
-
Justo después de eso es que la puerta del lugar se abre repentinamente por un fuerte golpe propinado por el herrero, quien, tras escuchar los lamentos en la habitación, se ha apresurado en volver - ¿Pero qué demonios pasa aquí? - exclama confundido pero, al mismo tiempo, bastante emocionado luego de contemplar tan agitada escena.
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-Pero, ¿de donde han salido? -Dijo Sophine, levantándose de su silla- ¿No entienden que la hora de comer es sagrada?-
En ese momento uno de los whispers se apareció ante ella e intentó golpearla varias veces, pero la anciana le esquivaba con mucha facilidad mientras conjuraba una bola de fuego para ver a los fantasmas ocultos y un hechizo sobre el libro de cocina que más a mano tenía, que empezó a desprender un aura helada y que ella utilizó para golpear a su atacante.
Entonces apareció un extraño destello de luz que cegó a Sophine por unos instantes. Aprovechando que el wishper se quedó paralizado, ella hizo caer un rayo sobre él, que desapareció totalmente a la vez que Van aparecía por la puerta.
-¿Pero qué demonios pasa aquí?-
-¡Van, deprisa!- Gritó Sophine -¡Ayúdame a acabar con el grande antes de que invoque a más! ¡Sólo le dañan las armas mágicas!-
Entonces, a la vez que golpeaba a los fantasmas que se dirigían hacia ella, empezó a recitar hechizo dirigido al Giant Whisper con una voz que parecía duplicada, como si tuviese eco*, y un aura azulada comenzó a rodearla.
-¡Oh, flechas de hielo que adormeceis la arrogancia, clavad vuestras afiladas cuchillas glaciales, os lo ordeno por el poder que se me ha concedido! ¡Cold Bolt!
-¡Oh, flechas de hielo que adormeceis la arrogancia, clavad vuestras afiladas cuchillas glaciales, os lo ordeno por el poder que se me ha
concedido! ¡Cold Bolt!
*Así es como imagino Doble Bolt, como si del conjurador saliesen dos voces casi al mismo tiempo
El conjuro lo he hecho mezclando un conjuro del manwha y otro de Final Fantasy Tactics xD
EDIT: Uy, no le puse color.
EDIT2: Ale, ya se lo puse.
EDIT3: Cachis, puse color azul al diálogo de Van, en lugar de azul marino. Corregido-
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Una sonrisa se apodera entonces de su rostro, y, al mismo tiempo que la voz de Sophine se apodera del ambiente y su conjuro arremete contra el Giant Whisper, el herrero se lanza sin pensarlo en veloz carrera hacia el enemigo,- ¡OK! - le responde a la mujer mientras avanza jalando con sorpresiva facilidad en su mano izquierda un ostentoso carro lleno de distintos objetos, y, en su mano derecha, empuñando con igual solvencia una enorme hacha de mango y filo plateados, con una cruz carmesí que adorna su cabeza, se trata pues, de una rara hacha bendita con el poder de la luz llamada Light Epsilon - ¡Toma jodido saco gigante de dinero! - grita con euforia mientras lanza un tajo violento y rápido hacia el enemigo, inundando el ambiente con los platinados destellos sagrados que se desprenden en cada balanceo de la hoja de tan peculiar arma.
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Con la certeza de que podrán continuar sin problemas, Daikur recoge a su amigo y lo coloca sobre su hombro. No precisa ver el final del combate contra el Giant Whisper, ya conoce el resultado. Se pone un guante y con un susurro desaparece de la habitación.
Una vez de regreso es su laboratorio se despoja de su capa y se acomoda mientras charla comentando lo sucedido con su amigo:
- Como los has visto, pequeño.
- Son buenos, amo. Llegarán sin problemas. Yo querer mas dureza, pero lugar sin monstruos.
- No te preocupes. Seguiremos preparándolos para lo que les espera. Ya conocemos su poder y su destino, solo debemos seguirlos y continuar con lo planeado...
En el sótano se oyen extraños ruidos y quejidos, pero el hechicero los ignora, acostumbrado ya a ellos. Mientras se prepara una pipa queda pensando en las criaturas que dejará a cargo de su amigo para enviarlas tras el grupo. Sabe que el tiempo se acerca y que debe darse prisa en prepararlos, pero ignora el tiempo exacto del que dispone y por eso prefiere alistarlos cuanto antes.
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El sacerdote preocupado únicamente por la pequeña Aleind se acerca a ella y le pregunta si está herida. Después del alivio al recibir la respuesta que esperaba, preguntó en voz alta:
- ¿Estais todos bien?
- ¿Quién sería esa persona...? - pensó para sus adentros.
Más de uno se sorprendió en aquel momento debido a esa muestra de preocupación, lejos del sentimiento de apatía que siempre le rodeaba como una coraza de hielo. El joven levantó la mano, susurró unas palabras y una luz verde resplandeció en la mano del joven. Todas las heridas que sufrían sus compañeros se cerrarían a una velocidad de vértigo. Luego, bajó la mano, cerró el puño y lo puso en su pecho. En su rostro se reflejó una expresión de sufrimiento. Parecía que hacer ese hechizo provocaba en él más dolor del que aliviaba... Pero tenía que ser fuerte.
No te preocupes, puedes describir las magias de manera que te guste, siempre y cuando no nos liemos. Y tranquila, si quieres meter alguna magia propia, o algun rasgo propio, no te limites. Para eso está este tema :3 Solo tienes que ver mi personaje xD
PD: Si juegas a FFT te habrás imaginado que Bianco tiene la habilidad VIT por magia (?) xDDDDD
PD2: El efecto eco te ha quedado pro o:
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Y entonces se dieron cuenta: Valls el Zurdo había desaparecido.
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Estoy aburrido de esto, no creo que siga /err